El retorno del cerrojo

Casi 70 años después de que Benito Díaz, entrenador de la Real Sociedad, creara la táctica del cerrojo, Simeone y su Atlético están ahora copiando el patrón de un sistema que parecía olvidado. Aquel cerrojo donostiarra, ejemplo de antifútbol, consistía en meter 11 jugadores en el área y echar mano de la expresión rugbística de “patada a seguir” para, mediante una casualidad, como un error arbitral, una pifia, un rebote o una acción a balón parado, conseguir un gol. Con uno basta porque el cerrojo garantiza prácticamente el cero en la portería propia. Porque, en definitiva, todo es fútbol. Tal sistema duró poco en España, pero se extendió por Francia (“béton”, en francés) e Italia (“catenaccio”, candado en italiano) donde obtuvo cierto predicamento e incluso creó escuela.

El sábado, en el Wanda, vimos la versión mejorada de aquel juego duro, rácano y especulativo. El Atlético, que caso de ganar al Barça podía ser líder, que aspira a ganar la Liga y que sueña con ganar la Champions en su campo, apenas sí tuvo el 30% de posesión y vivió el 65% del partido con nueve jugadores, y a veces los once, dentro de su área y aledaños. A eso ahora se conoce con la metáfora ‘poner el autobús en la portería’, frase original de

Maguregui. La realidad es que se trata del cerrojo. Sin eufemismos.

Tras la final de la última Supercopa de Europa, en la que el Atlético apabulló al Real con un excelente fútbol, pensamos que Simeone se olvidaría de jugar a no perder. Pero, al contrario, lo suyo es ahora un homenaje al inventor,