¿Exigir o conformarse?
Si de lo que se trata es de ver el marcador, buen resultado en Eindhoven. Si de lo que se trata es de analizar el partido, excelente resultado en Eindhoven: El Barça permitió que el PSV acabase sus jugadas disparando 24 veces pero, aún así, terminó ganando el partido. El 1-2 dio puntos para primero en su grupo de la Champions League y dinero, que buena falta hace.
Desde el primario pragmatismo del resultado que defendió Valverde en la sala de prensa, oiga míster, fantástico. Nada que objetar. Desde el nivel de juego, lo de costumbre. Poco control, pérdidas de balón temerarias, mínima calidad en las posesiones... Tanto es así que el apellido de Leo aparece como el argumento, prácticamente exclusivo, para explicar la victoria en Holanda. El capitán metió el primero, asistió sin querer en el segundo que marcó Piqué y su enorme grandeza consiguió ser también el escudo en el que legítimamente, y tras la derrota, pudiera refugiarse Van Bommel para entender a su gente que sin Leo en el otro bando, la victoria hubiera sido suya: “Messi es imparable. El mejor”. A falta de fútbol colectivo de altura, en su equipo y en el otro, el ‘10’ es la razón por la que el Barça ganó y por la que el PSV perdió.
Todas las crónicas dicen poco más o menos lo mismo en sus titulares: “Líderes por la gracia de Leo ”; “Messi decide cómo y cuándo ganar al PSV”; “Messi asegura el liderato”; “Lo que quiera Messi”; “Superviviente Messi ”;“Messi es la única luz”. El partido del Barça sólo se sostiene en la exclusividad del más grande de todos los tiempos. Un lujo impagable, un privilegio universal y también un problema que no se soluciona. La orquesta no acompaña al solista y en noviembre ya debería estar afinando.
Y es que incluso asumiendo que Leo cause efectos paranormales en todos los partidos, la fragilidad del sistema defensivo del Barcelona no puede alcanzar ese nivel paranormal de permeabilidad. Es una barbaridad encajar 24 veces (13 en Liga, 5 en Champions League, 1 en Supercopa y 0 en Copa contra la Leonesa) en 20 partidos. Es decir, un promedio de más de un gol por partido que en la Liga ha provocado perder 14 puntos en 13 partidos.
Ahora bien, volvamos al inicio de este texto. En esta etapa de teletexto y marcadores que nos ha tocado vivir, si se mira la clasificación de la Champions, el Barça terminará primero la fase de grupos. Y en la Liga se le ve segundo a tiro de piedra del primero. La cuestión es si con eso es suficiente para acatar la política de conformismo (peor están los demás) o hacer lo que se debe: exigir y seguir exigiendo para que el Barcelona vuelva a tener más explicación que el talento inagotable, infinito, de Leo Messi