El Camp Nou indultó a Dembélé
La grada olvidó las polémicas, ovacionó al francés y acabó coreando su nombre
El Barça volvió a jugar un partido en casa un domingo por la tarde, a priori un horario propicio para que el estadio registrara una gran entrada. Al final fueron 73.000 espectadores los que acudieron ayer al Camp Nou, una cifra destacable pero por debajo de los números de esta temporada. De hecho, la de ayer fue la tercera peor entrada del curso.
Había expectación entre los socios por ver a Dembélé. “No le van a perdonar ni una”, advertía un socio veterano en las clásicas tertulias que se forman en Tribuna antes de los partidos. Pero la primera ovación del encuentro fue para el francés. Dembélé empezó con ganas, muy motivado, y a los cinco minutos ya hizo una espectacular jugada por la banda, con cuatro regates consecutivos que levantaron al público de sus asientos. La acción le valió los primeros aplausos y supuso el inicio de la reconciliación entre Dembélé y la grada.
El francés cambió los silbidos que escuchó hace unas semanas ante el Sevilla por los aplausos de anoche. La afición dio por olvidadas las polémicas que le han acompañado en las últimas semanas y anoche indultó a Dembélé. Cuestionado por su comportamiento extradeportivo, su fútbol le ha reconciliado con el público del Camp Nou. Ayer tuvo una gran actuación, le dio la asistencia del 1-0 a Piqué y fue el azulgrana que más peligró generó. Por ello, el Camp Nou acabó coreando su nombre.
Hubo unanimidad para ovacionar a Dembélé y también para criticar al árbitro. En un partido plácido, casi sin acciones polémicas, el colegiado se complicó la vida aplicando FOTO: PEP MORATA
Munuera Montero le perdonó tres amarillas a Cáseres y desquició a la afición azulgrana
un criterio que nadie entendió. En tres ocasiones le perdonó la amarilla a Cáseres por tres faltas que eran merecedoras de tarjeta.
Los piques entre Piqué y Gerard Moreno se trasladaron a la grada, que empezó a calentar el derbi de la próxima semana con cánticos dedicados al Espanyol. Moreno se marchó aplaudiendo al público y provocó que la pitada fuera aún mayor.
Los otros pitos los generó Valverde cuando decidió dar entrada a Aleñá por Arturo Vidal. Hubo murmullo y silbidos en la grada, aunque no quedó claro el destinatario ni el motivo de los mismos