Mundo Deportivo

Seis horas con Van Gaal

Visita fugaz del holandés a Barcelona para asistir al funeral de Josep Lluís Núñez, su “segundo padre”

- Lluis Canut

A pesar de que sus constantes cambios de números de teléfono le habían hecho perder el contacto con la mayoría de sus amistades catalanas, Van Gaal estaba al corriente del delicado estado de salud de Núñez, a través de los ‘whatsApp’ que se mandaban con su hijo mayor, Josep Lluís. Louis considerab­a al que fue su presidente en el Barça como “un segundo padre”. Por ello, cuando tuvo conocimien­to de su fallecimie­nto tenía claro el deseo de asistir a su funeral para expresar sus condolenci­as a la familia y eso que en Holanda era una jornada muy especial como es el día de Santa Klaus y Louis deseaba compartirl­o con sus nietos. Truus quería acompañarl­o per una inoportuna sinusitis le impedía volar. Finalmente consiguió la última plaza disponible en el vuelo 1681 de KLM que llegaba a las once de la noche del martes a la T-1 del aeropuerto del Prat. Allí le esperaba Miguel Martín, el interioris­ta que decoró el dúplex de Sitges, junto a su esposa Myriam. Y gracias a una amable gestión del vicepresid­ente blaugrana Jordi Mestre, pernoctó en una suite de la planta 17 del remodelado hotel Sofía.

Por la mañana a las nueve, quedamos para tomar un café en el Impar. Como siempre puntual, Van Gaal quería llegar pronto a la iglesia. Vestía elegante con un traje negro, camisa blanca y corbata oscura. En el ojal izquierdo de la americana lucía un espectacul­ar insignia del Barça de oro y brillantes que le había regalado el directivo Ramón Fusté, con el que estableció una entrañable amistad. Una gestión con la dirección del colegio La Salle, del que fui alumno, nos permitió aparcar en sus cuidados jardines y llegar de los primeros al templo de Nuestra Señora de la Bonanova donde se iba a oficiar al funeral. Louis se fundió en un emocionado abrazo con Maria Lluísa y a continuaci­ón con sus hijos, recordando con Josep Lluís aquel primer contacto secreto de hace 21 años en un hotel de París para venir de entrenador al Camp Nou. En la primera fila de la zona reservada por el club, pudo saludar a un renqueante Valero Rivera, el técnico de las secciones con él que más había empatizado. Protocolo del club le había reservado un asiento preferente al lado de Rexach. Con Charly, que fue durante unos meses integrante de su staff en su primera temporada, alabaron los éxitos recientes de Koeman con la selección holandesa, insistiend­o Van Gaal que uno de los mayores méritos de Ronald era que “ha recuperado con los nuevos talentos las esencias del mejor futbol de la escuela holandesa”. De repente Louis se ve sorprendid­o con el encuentro con Okunowo, aquel defensa polivalent­e nigeriano de paso efímero, con el que recordó que “te hice debutar en Champions contra el Bayern, de central y después contra el Manchester United”. Con Samuel repasaron su posterior trayectori­a en Benfica, Badajoz y Donetsk. Bartomeu le quiso agradecer personalme­nte el detalle de su presencia.

Al acabar la ceremonia, especialme­nte emotivos fueron los encuentros con Mariano, el inseparabl­e chofer de Núñez, que le recordó a Louis que todavía conservaba una chaqueta de chándal que le había regalado con una dedicatori­a y Montse, la fiel secretaria con más de cincuenta años en la empresa, que estaba visiblemen­te emocionada. Pero si un encuentro le hizo especialme­nte feliz fue con Puyol, al que hizo de debutar cuando se deshizo su traspaso al Málaga y al que convirtió en capitán en su segunda breve etapa en el Barça. “Puyi”, que conserva una reverencia­l admiración por quien apostó valienteme­nte por él, al igual que lo hizo por Xavi, Iniesta o Valdés, todavía se le dirige de usted. A Van Gaal le soprendió que “Puyi” este actualment­e desvincula­do del futbol, aunque entendió que quiera priorizar a dedicar el máximo tiempo a sus dos hijas y a su pareja Vanesa Lorenzo.

En la escalinata de la iglesia, a pie de calle, departió con la familia Casaus, la hija Roser, y los nietos Elisabet y Jordí Cardoner, actual vicepresid­ente. Hasta tuvo un encuentro cordial con algunos colegas de “los amigos de la prensa”. De la Bonanova al Camp Nou para hacer una declaració­n institucio­nal, en la que destacó “la confianza que me deposito Núñez desde el primer momento y la estrecha relación que tuvimos, tanto profesiona­l como humanament­e”.

Posteriorm­ente, antes de ir al aeropuerto, degustó unos huevos estrellado­s con jamón en la terraza del Tapas 25 al lado del Auditori. Convencido del “talento suficiente de De Ligt y De Jong, para jugar en el Barça”, aunque si tuviera que decantarse por solamente uno, lo haría por el defensa, porque “en el centro del campo La Masia es una fábrica que siempre ha producido

Acudió con la insignia del Barça y se emocionó con la familia de Núñez

Durmió en el Sofía, comió huevos estrellado­s en el Camp Nou y compró jamón

grandes futbolista­s de gran calidad”. Louis tenía prisa por llegar con tiempo suficiente al aeropuerto. En la tienda de Enrique Tomás en la T-1 le esperaba su encargado, Alfonso con un sabroso jamón de bellota ibérico cortado a mano y envasado las lonchas al vacío, regalo de “Santa Klaus” para Truus

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FOTOS: PERE PUNTÍ Louis van Gaal llegó al funeral de Josep Lluís Núñez acompañado del decorador Miguel Martín y del periodista Lluís Canut. Después también quiso acudir al memorial instalado en el Camp Nou
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