Un golazo no basta
Cuando tras empatar contra el Tottenham le preguntaron a Valverde por Dembélé, el míster respondió que había marcado un golazo. Y en la misma frase dijo que Cillessen jugó un partido excelente
Últimamente a Valverde le preguntan por Dembélé tanto, o más, que por Messi. Las razones son radicalmente. Ernesto no se corta con Leo (“Es el mejor”) pero mide tanto las palabras con Ousmane que hay que interpretarle. Leerle entre líneas.
Por ejemplo, cuando el martes, después de empatar con el Tottenham, se le interrogó por el extremo, el míster recalcó que Ousmane había metido un golazo pero, en la misma frase y sin que le preguntaran, destacó que Cillessen había hecho un partido excelente. Una contestación que reflejaba la diferencia entre una extraordinaria acción puntual del francés, y una actuación extraordinaria del holandés.
Un gol, un golazo, no es suficiente para conformarse ni mucho menos para correr un tupido velo. Y eso que el tanto de Dembélé a Lloris tuvo muchísimo mérito porque conjugó en una acción continuada la presión defensiva
en la recuperación del balón, la habilidad en regates, velocidad vertical en la búsqueda de la portería, pausa en el área y definición para anotar. Sensacional intervención consecuencia del talento innato del futbolista. Punto.
Dembélé, aunque con buenos números en sus 20 partidos con el Barça ( 9 goles y 5 asistencias), no acaba de convencer a sus críticos -y si no cambia le costará conseguirlo - porque no es capaz de articular su enorme calidad, con la toma de decisiones que exige el juego colectivo. Y más en el juego del Barcelona donde la obligación de todos sus futbolistas es conseguir hacer mejores a todos sus compañeros, a base de compartir con el grupo el desequilibrante talento individual. La obligación de Dembélé, desde que se levanta, tarde, hasta que se acuesta, también tarde, no es ser el mejor del Barça durante un par de minutos. Es ayudar a que el Barça sea mejor durante los 90 minutos