Un empate por antonomasia
Alavés y Athletic firman tablas en Mendizorroza en un encuentro sin goles y plagado de imprecisiones por ambos bandos
No solo responde al tanteo que reflejó el electrónico tras el pitido final. El término ‘empate’ refleja mejor que nunca lo que se vivió ayer en Mendizorroza. El Alavés de Abelardo Fernández no encontró las herramientas con las que desactivar el férreo planteamiento de Gaizka Garitano, y el Athletic, como fruto de esa prudencia, mantuvo su portería a cero pero también se quedó sin marcar.
Saltaron los leones al verde con las ausencias destacables de Muniain e Iñaki Williams, probablemente los dos jugadores con más talento de su plantilla que, esta vez, como parte del plan de supervivencia del técnico, se quedaron en el banquillo. El Alavés, por su parte, buscó desde el inicio a Ibai y Jony en sus bandas, pero nunca los encontró en posiciones ventajosas para que el guión del partido caminase con el paso de los minutos a lo que finalmente fue: un combate nulo.
En una primera parte reñida y competida, con bastante juego aéreo como era de esperar, la ocasión de gol más clara la tuvo el incombustible Aritz Aduriz. Fue en el minuto 42, al conseguir el ariete conectar una volea que se convirtió en un disparo cruzado que por muy poco no encuentra la red del arco defendido por Pacheco.
Así se llegó al descanso, con 0-0, y en la reanudación Abelardo decidió agitar el avispero, dando entrada a Sobrino en lugar de Guidetti para
ver si con un delantero de movilidad conseguía hacer daño al rival. Pero el guión del encuentro no cambió demasiado con la comentada permuta, y los minutos siguieron sucediéndose sin que se moviera el luminoso.
El devenir del encuentro pudo cambiar en el minuto 52, cuando Dani García, con tarjeta amarilla, cometió una falta que podría haber significado su expulsión, pero Mateu Lahoz dio ley de la ventaja y cuando el juego se detuvo hizo caso omiso de los pitos de la grada que pedían la expulsión del centrocampista rojiblanco.
Muniain y Williams, suplentes
Por lo demás, las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. Ni siquiera la entrada de Muniain y Williams hizo que esto cambiase, y lo más cercano a deshacer el 0-0 fue un tiro cruzado de Calleri en el 78’ al aprovechar una prolongación de Borja Bastón a un balón aéreo.
Al final, 0-0 y un punto para cada uno. Con el mismo, el Alavés, cual hormiguita, sigue labrándose la permanencia sin olvidar que a este ritmo puede que acabe luchando por cotas mayores mientras que los leones, a pesar de haber detenido la hemorragia de su herida, no acaban de encontrar la medicina definitiva para su curación: sumar de tres en tres repetidamente