Un amigo invisible para Dembélé

Una de las mejores cosas de ver los partidos a pie de campo es escuchar las broncas que los futbolistas de más jerarquía propinan a sus compañeros. Me perdí varios goles fascinada con las regañinas que Puyol le propinaba a Piqué. Puyi no se andaba con rodeos y a golpe de grito le corregía la posición: “¡Piqué aquí!” y le señalaba constantemente donde debía situarse. Otro al que le gustaba mandar era a Mascherano. Las broncas del Jefecito a Jordi Alba

cuando se despistaba en sus excursiones por la banda se escuchaban hasta en la tercera gradería. Ahora es Piqué quien ejerce de líder de la zaga y parece haberse propuesto, también, enderezar a Dembélé.

En el partido frente al Levante, con la improvisada defensa de tres, Piqué asumió el flanco derecho como central, falso lateral y casi extremo. De paso guió a Dembélé a ejercer sus funciones defensivas como antaño le guiaba Puyol a él. Después pidió públicamente a sus compañeros que “involucren” al francés. Piqué

me parece el amigo invisible ideal para Dembélé, con galones, y que puede entender sus pecados de juventud.

En el Dortmund Thomas Tuchel aprovechaba que es ambidiestro para cambiarle de banda en el descanso de modo que jugara siempre cerca del banquillo para poder corregirle y guiarle. Parece que en el Barça, para aprovechar sus virtudes, también necesita de una dosis extra de mimo que puede ser hasta cierto punto comprensible por sus características y juventud. En los últimos partidos se ha visto la extraordinaria capacidad de combinación del Mosquito que además sigue su idilio con el gol. Con el apoyo del vestuario y, si Papa Noel le deja un despertador que funcione en el zapato, 2019 puede ser el año de Dembélé