Una banda de ineptos

Como era de esperar, en este país mediocre y de mediocres, los árbitros no son excepción y en apenas media Liga se han cargado el invento del VAR, el artilugio, que tanto gustó en el

Mundial de Rusia y que es la novedad más importante en el fútbol desde que en 1925 se instauró el fuera de juego.

Pero el VAR puesto en manos de ineptos (que ya lo eran cuando arbitraban, como Velasco Carballo, ahora el jefe del juguete) ha llevado el desconcierto a jugadores, técnicos y aficionados. Tal como está la cosa lo mejor sería volver a lo de antes. Al menos había solo tres que erraban, árbitro y ayudantes; ahora la manada la forman siete u ocho. Que cobran y no poco, por cierto.

Su incoherencia manifiesta ha llegado al punto que al Atlético le anulan un gol, previa revisión, por una falta a 20 metros de la jugada y le conceden luego (sin revisar) un penalti cuando el defensa del Levante toca el balón con el brazo que apoya en la hierba al caer, lo que es una excepción de la norma.

¿Recuerdan la expulsión de Lenglet, con Gil Manzano repasando in situ la jugada en el Barça-girona? Pues como aquel codazo ha habido un montón más incluso peores que han quedado impunes, con mención especial al de Javi García a Juanpe, que necesitó ocho puntos de sutura, en el Girona-betis. Se rearbitró lo de Lenglet yde una falta contra el Girona se pasó a falta contra el Barça y expulsión de Lenglet. Después, nada más se supo sobre revisión de codazos alevosos. Se acojonaron. Lo dicho: están acabando con el buen nombre del VAR