ADIÓS DE BRONCE
Lindsey Vonn se despide de la competición con el tercer puesto en descenso del Mundial de Are Oro para la eslovena Ilka Stuhec, que revalida la victoria de 2017, y plata para la suiza Corinne Suter
Una gran campeona como Lindsey Vonn, que tantas jornadas de gloria ha dado al esquí alpino y que tanto ha hecho por este deporte, no merecía despedirse de la alta competición con un mal resultado y con el recuerdo de la caída sufrida en el súper gigante del Campeonato del Mundo que se está disputando en Are (Suecia). Dolorida en el cuerpo y sin poder dejar que sus esquís corran como a ella le gustaría, la esquiadora norteamericana (34 años) dijo ayer adiós a las pistas de esquí con una medalla de bronce que a buen seguro le sabe a gloria, después de lo mucho que le ha costado poder llegar a ser competitiva por culpa de las múltiples lesiones que la han acompañado en su última parte de la carrera y que la dejaron al borde de la despedida antes de la cita mundialista.
La esquiadora de Vail tuvo además la suerte que suelen tener los grandes campeones, aunque cierto es que la buscó desde el primer metro en una pista Strecke en la que el más mínimo error se pagaba muy caro. Dirección de carrera decidió rebajar la salida por problemas de visibilidad y la menor distancia del descenso benefició a Lindsey, cuyo cuerpo ya no está para muchas alegrías. En la previa, la doble campeona del mundo y campeona olímpica, ya advertía que lo iba a dar todo, que iba a ir a “toda velocidad”.
19 años en lo más alto
No logró ser la más rápida, pero sí la tercera esquiadora más veloz, en una estación en la que curiosamente lograba su última victoria en un descenso de la Copa del Mundo el pasado mes de marzo,la número 82 desde que debutara un lejano 18 de noviembre del año 2000 con 16 años en el slalom de Park City (Estados Unidos). Desde entonces su ascensión fue meteórica, brillando especialmente en las pruebas de velocidad, pero haciéndolo muy bien también en las pruebas técnicas, demostrando su capacidad de adaptación, hasta que una caída en el súper gigante del Campeonato del Mundo de Schladming (Austria) 2013, con una rotura de ligamentos cruzados de su rodilla derecha, frenó su carrera profesional.
“Mi cuerpo me está gritando que pare y es hora de que le escuche”, decía hace diez días. Pero ella, “una guerrera”, como la definía su compatriota Bode Miller, pidió un último esfuerzo a su cuerpo y éste le respondió como pudo en una meritoria actuación que le ha servido para ganar un bronce más que merecido y decir adiós tras 19 años en la élite.
Un bronce que supo a victoria tanto a ella como a todo el equipo norteamericano, rivales y aficionados, pues Vonn ha sabido ganarse el cariño de la gente e incluso logró que Ingemar Stenmark, a quien no pudo igualar sus 86 victorias en la Copa del Mundo, asistiera a su despedida.
Una actuación que ensombreció la gran carrera de la eslovena Ilka Stuhec, que sus 28 años revalida el oro del pasado Mundial, y la buena actuación de la suiza Corinne Suter, que suma al bronce del súper gigante la plata del descenso. A buen seguro que tanto Ilka como Corinne agradecían que Vonn las acompañara en el podio y probablemente la fotografía del mismo ocupe un lugar destacado en sus hogares