El gran reto de Carlos
Fichar por Mclaren ha supuesto un enorme cambio en su vida
Empieza un nuevo curso para Carlos Sainz, el quinto para el madrileño en la Fórmula 1, donde paso a paso se ha ido haciendo mayor, sin titubear en ningún instante, hasta alcanzar el puesto que estrenará este lunes en los test de pretemporada de Barcelona, el de primer piloto oficial de una escudería mítica como Mclaren.
El camino hasta aquí no fue fácil, fue de mucho sacrificio, sobre todo, debido a la enorme exigencia y presión a la que fue sometido en su época en la academia de jóvenes pilotos de Red Bull, una escuela en la que, al primer error, no dudan en dejarte fuera, por mucho apellido y manos que tengas. Carlos se acostumbró ahí a entender la máxima exigencia como forma de vida. Y la responsabilidad que supone guiar a un equipo mítico como el de Woking tras su crisis deportiva y dirigirlo hacia éxitos futuros, no es más que un peldaño más en su vida. Igual que la de convertirse en el único español de la parrilla cogiendo el testigo nada más y nada menos que de Fernando Alonso, su ídolo y amigo.
En 2015 ya pudo batallar de tú a tú con su entonces compañero de equipo, Max Verstappen, y no dudó en hacerlo pese a que el holandés era el preferido en la familia de las bebidas energéticas. En 2016 no tembló al asumir el liderato de Toro Rosso y pronto el coche de los de Faenza se le quedaría pequeño, algo muy destacable en una estructura que en los últimos años ha ‘triturado’ la moral de muchos pilotos. Pero si algo tiene Carlos es constancia, y ella le ha hecho ser una pieza clave allá dónde ha ido. En 2016 ya sumó tres sextas posiciones. En 2017 debutó con Renault a falta de 5 carreras con una enorme séptima plaza. Fue noveno al final de aquel año y en 2018 se mantuvo en el Top-10 siendo clave en la cuarta posición lograda en el Mundial de Constructores por la firma del rombo. Y finalmente, le llegó el premio de contar por primera vez con un contrato de dos años en un equipo esta vez con Mclaren.
Así, ya no debe pensar en renovaciones y solo en liderar un proyecto que quiere ser ganador a largo plazo, algo que asumió con una sonrisa. Tras visitar la fábrica, se mostraba optimista al ver lo positivos que eran todos los trabajadores en una situación teóricamente tan compleja. Y decidió dar un paso más en su vida, la de dejar Madrid y mudarse a Londres para estar mucho más cerca de los trabajadores, ingenieros, mecánicos y las instalaciones de la escudería en Woking.
Invierno sin descanso
Si algo notas cuando hablas con Carlos es que es tremendamente metódico y trabajador. “Poca gente curra más en la F1”, decía a MD el pasado año, y esa característica, a parte de sus manos, puede ser su gran fuerza. Pese a que se mostraba algo estresado por tener que comprar todo lo que necesitaba para su nueva casa y que no le guste alejarse de la familia y amigos, Carlos es consciente de que ha hecho lo adecuado. En invierno, antes de eso, no cesaba de trabajar, entrenando a tope e incluso rodando en karting y en kart cross el mismo día de Navidad. No ha parado, esfuerzo tras esfuerzo hasta llegar al día de ayer y destapar su nueva joya.
“Sería un gran error marcarnos objetivos a estas alturas de la temporada. Nos hemos marcado la meta de estar más preparados, de hacer los deberes. Espero que eso dé resultados”, dijo ayer el español. “Hace una semana vimos el primer arranque del motor. Todo el mundo en la fábrica estaba entusiasmado, le han dedicado mucho esfuerzo. Ahora hemos de ir a los test de pretemporada, ver dónde está el coche, y luego, ir paso a paso”, añadió un Carlos listo para afrontar su gran reto
El español asume sin titubear el liderazgo de un equipo histórico que necesita mejorar
Se ha mudado a Londres para estar cerca de la fábrica y ayudar al equipo