Tranquilidad en el mejor momento

A15 de febrero. Perfecto. Antes de que empiece un ‘tour de force’ decisivo con tres frentes abiertos: Liga, Champions y Copa con dos Clásicos. La renovación de

Valverde dará más serenidad al vestuario en un momento clave y quitará de la agenda la recurrente pregunta sobre su futuro y la inquietud en el entorno. Con el sí, la cúpula podrá planificar la próxima campaña aunque Ernesto ya fue a la cumbre con

Bartomeu y toda la plana mayor que derivó en el viaje al día siguiente a Amsterdam para convencer de nuevo a De Jong. Valverde ya jugaba para la 2019-20.

Para bien o para mal, debía ser ya. Luis Enrique avisó en pretemporada internamente que podía ser su último año y lo hizo público el 1 de marzo, una semana antes del 6-1 al PSG, cuando aún quedaba el tramo final de la campaña. La primera renovación de

Guardiola llegó el 20 de enero de 2010, a los dos días de un concierto de Manel en que grupo y público le rogaron seguir. En ese año a año de Pep, en 2011 se anunció el OK hasta 2012 el 8 de febrero, también antes del gran trajín. Pero en 2012 fue esperando. Era mala señal. Y dijo al club que no seguía el 25 de abril, la mañana siguiente del KO ante el Chelsea y con la Liga para el Madrid cuando pesos pesados del equipo ya habían perdido ‘feeling’ con él.

No pasa con Valverde .Su gestión con los descansos de

Messi es excelente. El resto del vestuario también está encantado. Ahí estará hasta 2021 o quizá 2022. Ernesto está enchufado. Ahora toca ir a por todo con Roma en el recuerdo. Lo sabe. Su reto es mayúsculo