“VEÍA MUY DIFÍCIL VOLVER A LA F1”
Llega tranquilo al hospitality de Toro Rosso en los test de Barcelona. “Primero voy a por agua. ¿Quieres una?”, pregunta a MD antes de iniciar una larga entrevista, un ofrecimiento que pocos pilotos suelen hacer y que es un gran ejemplo de humildad y de su carácter terrenal. Kvyat (26-4-1994, Ufá, Rusia) es cercano, bromista y alegre. Una persona que sufrió mucho en los últimos cursos por la presión que sufrió en la familia de Red Bull. Lo echaron y, tras un año fuera de ella y de los F1, como piloto de simulador de Ferrari, vuelve a Toro
Rosso y al ‘Gran Circo’ para demostrar que el nuevo Daniil puede con todo.
Me han dicho que es usted un tipo genial, muy bromista. Creía que era más serio.
Hay que saber separar las cosas. En la pista estoy concentrado, pero me gusta vivir la vida con buen humor. Es algo muy importante.
Tiene un carácter más mediterráneo pues.
Sí. Seguro que me ha influido mucho el haber crecido en Roma con mi familia desde los 11 años para correr en karts. Eso hace que en cierta manera me sienta un poco italiano. Y ahora incluso he perdido el acento ruso.
¿Le gusta Barcelona?
En general me gusta mucho la cultura española, su comida y el estilo de vida… y además conozco bastante Barcelona. Viví durante 7 meses en Castelldefels porque mi equipo de Fórmula Renault estaba aquí cerca.
¿Regresa a la F1 más fuerte?
El tiempo lo dirá. He cambiado algunas cosas de mi forma de preparar las carreras y de mi trabajo. Espero fuertemente que eso conlleve una mejora en mi pilotaje.
¿Qué ha cambiado?
No quiero desvelar nada. Quiero dejarlo claro en la pista.
¿2018 ha sido su año más difícil?
De alguna manera ha sido un año muy pero que muy positivo. Ha sido bueno trabajar en un ambiente un poco diferente como el de Ferrari. Llegué a un punto en el que tenía muchísimo ‘hambre’ y ganas de volver a la F1. Me parecía que era muy difícil que pudiera lograrlo de nuevo. Pero llegó la ocasión.
¿Creía que no volvería a la F1?
Siempre creía en que podía pasar, pero había algunos puntos que lo complicaban. Per lo conseguimos.
¿Lo pasó mal?
Pocos fueron los días en los que lo pasé mal. De hecho, considero que fue un año más positivo que negativo. Si todo fuera demasiado fácil, no tendría gracia. A veces es bueno vivir algún altibajo y este año me ha ayudado a tener más ‘hambre’ deportivo.
¿Cómo fue cuando volvió a subirse al Toro Rosso en los test de Abu Dhabi del pasado año tras tanto tiempo fuera de un F1?
Fue muy bonito. En los días previos a aquel test tenía muchos nervios y emoción. Era como si estuviera a punto de pilotar por primera vez un F1, como un segundo debut. Fue muy bonito.
¿Siente presión por saber que no tiene más margen de error?
Siento una presión positiva. Obviamente, siempre tienes que tener un cierto nivel de presión, ya que sino no serías humano. Es importante tenerla. Pero cerca de mí siento un ambiente positivo en el equipo.
¿Está mucho más liberado que en 2016 y 2017, cuando sufrió momentos estresantes antes de su salida de Toro Rosso?
Esos momentos forman parte de la carrera de un piloto. Pero ahora ya es pasado. Hemos pasado página y me centro en mirar hacia el futuro.
¿Habla el nuevo Kvyat?
No digamos cosas tan fuertes. Solo que algunas cosas han cambiado.
¿Necesitó ayuda psicológica?
Sí. Me puse en manos de mi actual preparador físico y coach, que me ha ayudado mucho mentalmente. Se llama Stuart y es australiano. Ha habido grandes personas que me ayudaron a digerir bien el pasado y tratar de entender lo que tenía que mejorar como persona y piloto.
¿Cómo va el coche de este año?
Aún es difícil de decir. Lo importante es que hemos hecho bien nuestros deberes y el coche se ha comportado bien.
¿Cómo ve al Mclaren de su amigo Carlos Sainz?
Es interesante. Carlos siempre está ahí. Veremos cómo se encuentra en Mclaren. Yo solo me centraré en estar delante suyo en pista (risas). El grupo medio estará muy compactado. Tenemos muy buena relación. Pasamos tanto tiempo juntos…
¿Un deseo para este curso?
Lo pediré cuando caiga un cometa del cielo. Tú, Fabio, no eres una estrella caída del cielo (risas). Si te lo digo, no se cumple