Con estos números no se puede
Ni un tiro a puerta, 138 balones perdidos, 32 centros al área permitidos...
Si a ustedes les dio la impresión de que el Atlético era incapaz de tener el balón, pues también están en lo cierto. La Juventus fue la dueña de la posesión y con criterio. El cuadro italiano realizó 540 pases totales por los 345 del Atlético, y la posesión fue de un 62,2% por el 37,8% de los colchoneros.
Fue un asedio en toda regla. La Juventus centró 32 veces al área del Atlético. Y el equipo rojiblanco... cinco. De esas 32 veces, 20 fueron en la primera mitad y 12 en la segunda. A ello se le suman los cinco saques de esquina que tuvieron los italianos... por ninguno de los españoles. Y es que la fórmula italiana fue sencilla pero efectiva, dos laterales muy abiertos, casi extremos que generaron superioridad numérica en la mayoría de las ocasiones por banda. Cancelo y Spinazzola fueron dos de los recursos tácticos con los que Allegri empezó a ganarle la partida a Simeone.
Pero quizás, el dato más increíble de la jornada fue que el Atlético no tuvo un sólo remate entre los tres palos de Szcesny. La Juventus remato 16 veces, cuatro de ellos a portería. De todas ellas, cinco fueron remates de cabeza y dos de esos acabaron en gol. Los centros laterales volvieron a condenar al Atlético como lo han hecho en la temporada, en la que ha encajado más de una docena de goles así.
El equipo de Allegri tuvo un acierto del 80% en el pase, mientras que los rojiblancos lo redujeron al 73%. Mucho más imprecisos ante la presión local. La Juventus recuperó 70 balones, con una media de recuperación de 41,7 metros, es decir, más cerca de Oblak que de su portería. Mientras, las 53 recuperaciones rojiblancas se dieron a apenas 27 metros de su portería.
Hasta en 50 ocasiones tuvo que intervenir la defensa colchonera en su propia área, lo que demuestra que se jugó muchísimo en esa zona. El Atlético falló casi 100 pases y dio 248 buenos. Pero es que además perdió 138 balones el equipo. Ahi es nada. Eso quiere decir que marró casi uno de cada tres. Una barbaridad. El jugador de campo que más pases falló y eso habla de la desconexión con el ataque, fue Morata, que marró 13 pases y perdió 18 balones. El delantero fue una isla que tenía que intentar bajar los balones largos que le enviaban. Esa fue la única estrategia colchonera.
Y eso se prueba también en que Oblak fuese el que más pases falló, con 17, porque trataba de rifar el balón en largo para que Morata ca- zase alguno. En lo ofensivo, la fal- ta de mordiente fue evidente. Cin- co remates, ninguno entre palos, apenas nueve regates, sin saques de esquina...
Los datos estadísticos son la mejor autopsia de la defunción deportiva rojiblanca