En la mesa de Messi mejor sentar a Fariñez
Leo regresa sin barba, con el ‘10’ a la espalda y una camiseta de Argentina que parece descolorida
Lionel Scaloni montó una mesa larga en el comedor de Valdebebas, una mesa casi apostólica, una mesa lo bastante importante como para que todos almorzaran juntos. Scaloni pensó que era la mejor forma de empezar a acercar a Leo a los nuevos, a los chicos; sólo tres de los convocados jugaron el Mundial en Rusia. Scaloni no quería escenas como la que protagonizó Icardi cuando en la fase previa de la Copa del Mundo intentó sentarse en la mesa de Messi, la de los veteranos, la de los amigos de siempre: le fulminaron con la mirada. Quiso el seleccionador que los nuevos perdieran la vergüenza y se dirigieran a Messi como uno más. Quiso el entrenador empezar una nueva etapa con Leo liderando la revolución. Y Messi acogió esa idea como buena aunque él esté acostumbrado a que en su mesa se sienten campeones, no aprendices.
Por eso quizás se afeitó su barba
Su familia no quiso perderse el regreso 265 días después de la última desilusión
pelirroja horas antes de saltar al terreno de juego con la selección 265 días después de la última desilusión, el partido contra Francia que alejaba al azulgrana de su sueño de conquistar el Mundial. No había vuelto Leo en las anteriores seis convocatorias de Scaloni, necesitaba tomar distancias con la selección, recuperar sensaciones, y decidió que era el momento después de hablar con el entrenador, íntimo amigo de su ídolo el Payaso Aimar. Era empezar de cero. Sin la barba que le hace parecer mayor. Creer en una selección formada por jugadores de aquí y de allá, seguir probando -la defensa era totalmente nueva-. Pero desde el minuto 1 del partido, Leo entendió que será duro, muy duro, porque está acostumbrado a jugar en el Barça donde en su mesa se sientan Ter Stegen, Piqué, Busquets, Luis Suárez, Dembélé, Rakitic...
Puede ser porque la AFA sabe que la decisión de Leo es un auténtico y verdadero acto de fe que decidió incluir entre esos diez argentinos ilustres representados en Leo al Papa Francisco. No cayeron en la cuenta que Su Santidad es muy futbolero, del San Lorenzo, último en la clasificación y que acaba de ser sancionado con seis puntos por saltarse el ‘fairplay’ financiero. Y si al Papa no le da ni para ‘ayudar’ a su equipo, qué podrá hacer por la Argentina de Leo.
Salta al campo Messi con esa camiseta nueva de la albiceleste que parece descolorida. Desde lo alto de la tribuna casi parece blanca la camiseta, como si no se hubieran atrevido a marcar bien las franjas después de ver la convocatoria de caras tan nuevas, tan inexpertas con la absoluta, tan superados por la situación.
Hacia falta un milagro divino o que alguno de los venezolanos de la ‘Vinotinto’ se hubiera sentado en la mesa de Messi. Llegaron reivindicativos los aficionados venezolanos al Wanda, portando carteles con el ‘NO’ y pidiendo a Maduro que se vaya de Venezuela. Cantaban el ‘sí se puede’ y coreaban el nombre de Wuilker Fariñez, el portero de 21 años que es una de las perlas del fútbol venezolano. Juega en Millonarios y el Benfica ha comprado el 75% de su pase. Con 14 años probó en el Real Madrid pero no había sitio para él, así que volvió a casa. Pero nunca se rindió y con 21 añitos le sacó una mano a Leo Messi tremenda y se permitió transmitir a su selección una sensación de seguridad encomiable porque cuando Leo Messi empieza a revolucionar el partido inventando lo más normal sería ponerse nervioso.
El regreso no ha podido resultar más aciago para Leo, con su familia en la grada y el público, poco y mayoritariamente venezolano, olvidando que el ‘10’ de la albiceleste es Messi y regalando ‘olés’ a sus jugadores que sonaban a ofensivos. El último partido de Argentina en el Wanda fue un 6-1 ante España. Casi mejor no volver...
El Papa Francisco, que aparecía en el video de la AFA, es de San Lorenzo: últimos
El portero venezolano probó con 14 años en el Real Madrid pero lo descartaron