Mundo Deportivo

A Viñales le sobra un parpadeo

→ Es el margen que le falta para pasar de ‘espectador’ a actor

- Manuel Pecino Motegi

→ Aunque no le agraden los cálculos matemático­s, presten atención a los siguientes: 1”38 después de 26 vueltas, 1”63 después de 27 vueltas, 0”620 después de 20 vueltas. Es el margen con el que Maverick Viñales entró en meta respecto al ganador en Tailandia, Misano y Silverston­e, tres carreras en las que subió al tercer cajón del podio. Para visualizar estas diferencia­s en un mundo real, hemos calculado cuánto supusieron estos márgenes por vuelta de carrera, o lo que es lo mismo, cuánto tenía Maverick que haber girado más rápido en cada una de las vueltas de esos GG.PP. para haber estado en situación de disputar la victoria. Y el resultado es sorprenden­te.

En Tailandia le habría bastado con ser 0”053 más rápido por vuelta; en Misano 0”060 y en ¡Silverston­e 0”005!. Para hacerse una idea de lo que estas mili fracciones de segundo suponen, valga como referencia que el airbag de los monos de los pilotos de Motogp se infla en 0”040 o que el parpadeo humano lleva 0”030. Estos son los márgenes que Viñales tiene que encontrar para pasar de ser espectador de los que se juegan la victoria a convertirs­e en protagonis­ta. Puede parecer nada, pero en Motogp, donde los ajustes se miden en milímetros y los tiempos en milésimas, ese 0”0005 por vuelta son sinónimo de la diferencia entre la gloria y la derrota.

Sí, estamos casi ahí”, nos reconoció ayer Maverick con una sonrisa cuando le comentamos estos números. “Sí, estamos cerca, pero es un momento crítico. Tenemos que tener cuidado para no equivocarn­os a la hora de ir a buscar ese poquísimo que nos falta. Es más fácil dar un paso atrás que dar ese mini pasito que nos falta hacia delante”, advirtió el piloto de Yamaha.

Sea como fuere, Viñales ha recuperado la mejor versión de sí mismo. Su lenguaje corporal lo delata. El Maverick taciturno de la pasada temporada, el de las dudas, el de las desavenenc­ias con su equipo, el de no entender qué estaba pasando, ha dado paso a un Viñales seguro de sí mismo, del trabajo que viene haciendo con los ingenieros japoneses de Yamaha y con el grupo humano que ha reunido a su alrededor.

Uno a uno fue escogiendo a su guardia de corps, con alguna elección que en su momento sembró algunas dudas, pero el tiempo le ha dado la razón. Más que nombres, necesitaba a su lado personas en las que poder confiar y apoyarse. La parte técnica, ya llegaría por parte de Yamaha, los primeros interesado­s en hacer los mejores resultados. Y el tiempo le ha dado la razón.

Podríamos llamar al proceso por el que ha pasado Viñales: madurez. Porque tengo la sensación de que Maverick se ha dado cuenta de que en un mundo tan ultra competitiv­o como es Motogp los atajos no existen. Puede parecer una paradoja, pero es así: en un entorno en que los 300 km/h es la velocidad media, los pasos para avanzar han de ser cortos, casi como un parpadeo ●

En Tailandia le habría bastado ser 0”053 más rápido por giro y en Misano, 0”060

Donde más cerca estuvo de enganchars­e fue en Silverston­e, 0”005

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FOTO: EFE Maverick Viñales pasea por el paddock del circuito de Motegi Su lenguaje corporal ha cambiado de un año a otro

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