De las favelas a Sevilla vía Barcelona
→ Emerson vive acompañado de toda su familia, su prioridad además del fútbol, del Betis y del Barça
→ Emerson es brasileño, de Sao Paulo, pero tiene el mismo carácter afable y extrovertido de muchos andaluces. Exhibiendo esa amplia sonrisa que siempre lleva dibujada en la cara, el lateral del Betis cedido por el Barça abrió las puertas de su casa en Alcalá de Guadaira a MD. Es su santuario, donde pasa la mayor parte del tiempo. Hoy sólo tiene una obsesión, el Betis, al que dedica sus esfuerzos para llevarle a la Champions. Mañana, en un futuro no muy lejano, piensa en el Barça.
El defensa admite ser una persona muy familiar. Vive para y por el fútbol pero siempre rodeado de los suyos. Le acompaña su madre Tania, que no se pierde sus partidos, y su hermano Everton, dos años menor que él. Su padre, que tiene una empresa de papel, está en Brasil, como su hermana mayor, Jennifer. Nació y creció en una zona de favelas, se manejó bien siendo estudiante, tiene en mente hacer una carrera tipo INEF y prepararse para ser entrenador. Con Everton, que también es futbolista y juega en Tercera división, comparte confidencias y también tatuajes. Llevan el mismo en sus brazos, cuestiones personales. Emerson luce otro en el pecho: “Vencer o vencer”. Es su lema de vida. Pasan horas jugando a la play station y confiesa que “con 13 años ya ‘jugaba’ con Messi”. Sus referentes, de todas formas, son Cafú y Dani Alves, a quienes cita con cierta frecuencia.
Emerson ha tenido un buen desembarco en el Betis. Le dio la bienvenida Joaquín y con un anfitrión así, la adaptación siempre resulta sencilla. El capitán le abrió el camino y las cenas con Sidnei y Carvalho, dos buenos amigos, hicieron el resto. El lateral tiene palabras de admiración para todos ellos. “Me han ayudado mucho desde que llegué”, cuenta. Echa de menos Brasil, claro, a sus primos y a sus amigos, pero es muy feliz en Sevilla y está muy agradecido al club bético, a un vestuario que califica de muy unido y a una afición que le sorprendió desde el primer día, desde el primer autógrafo a las pocas horas de bajarse del avión. Todo son elogios.
Su preparación física
Comparte cenas con Sidnei y Carvalho y quiere estudiar para ser entrenador
Le gustaría que le llamaran Emerson Royal o Royal a secas, un apodo de pequeño
Le gusta cuidar también su preparación física. Tiene una camilla de musculación y un fisioterapeuta acude a su casa tres veces por semana. Empezó a jugar en serio muy tarde, a los 16 o 17 años -del Ponte
Comparte un tatuaje con su hermano y tiene otro en el pecho: “Vencer o vencer”
Preta se fue al Atlético Mineiro- y desde entonces su prioridad es el fútbol. Es su forma de vida.
Emerson es Emerson, aunque le gustaría que se le conociera por Emerson Royal o Royal a secas, y no es su apellido. Cuenta que, de pequeño, un familiar, una tía, le empezó a llamar así porque cuando se ponía a llorar abría mucho la boca y se parecía a la mascota de una marca de gelatina. Le enojó al principio, aunque después le cogió cariño. En Brasil le conocían así. Ahora no le importa mucho cómo le llamen, mientras pueda jugar ●