Lo que el viento se llevó
El Twitter culé, las crónicas y las opiniones de los especialistas coincidieron el lunes 20 de enero de 2020 por primera vez en dulzura. Los agrios, los que escribían como si estuvieran inspirados en la cara de Ernesto Valverde, amanecieron blandos, respiraban afabilidad e incluso expresaban cierta bondad con el Barça de
Quique Setién. Algo parecido se vivió en el Camp Nou con los más de 60.000 espectadores que asistieron al Barça-granada. Nadie se dirigió al palco de presidencia. Mucha crítica descontenta con la actuación de la directiva esperaba seguramente una reacción del público. Pero no. Quizás fue culpa del temporal, de la borrasca, de Gloria o como quiera que se llame la ola de viento, frío y lluvia que azota al país. Quizás el débito habrá que acreditarlo a que el juego del equipo fue un punto más veloz, que debutó Riqui Puig
y aceleró la presión delante, o a que nadie le gana a este Barça de Setién en el momento de competir a ver quién hace más pases. Pero la verdad es que vivió el Barça en paz el comienzo de la famosa cuesta de enero, a pesar de que el triunfo fue por la mínima y conseguido cuando el Granada se quedó con uno menos. Suficiente para seguir en cabeza de la Liga, y satisfactorio para todos aquellos que pensamos que lo peor que le puede pasar al Barça no es que juegue mal o aburra, sino que esté por debajo del Real Madrid. Bueno, eso era lo que decía
Cruyff.
Parafraseando al Demonio en ‘El Exorcista’ lo importante para el Barça es que “fue un buen partido para el exorcismo” ●