EVITA GRIEZMANN EL DESASTRE
→ El delantero marcó en el tramo final los dos goles que certificaron la remontada ante una UD Ibiza que rozó la proeza → Los locales marcaron muy pronto con un gol de Javi Pérez y aguantaron hasta que el Barça impuso su mayor calidad
→ El Barça viajó a Ibiza de vacaciones, como si estuviera de pretemporada en pleno mes de enero. Experimentando con los sistemas y dejándose avasallar por una UD Ibiza que se tomó la Copa más en serio, degustando cada sorbo. Paladeó el éxito hasta que Griezmann quiso. Hizo como Messi ante el Granada, luchó por el triunfo cuando se propuso de verdad no pasar por el sonrojo de verse eliminado. Le bastó con un doblete calcado. El Barça está en octavos porque es superior por calidad, pero si hubiera pasado la UD Ibiza poco hubiera podido decir.
Quique Setién suma dos victorias, ninguna de ellas parecidas entre sí ni por asomo al juego azulgrana habitual, El técnico cántabro no sólo tiró de rotaciones sino que experimentó con el sistema. Tres centrales y un carrilero profundo poblando el centro del campo para dar control al equipo y delante, el mejor tridente posible. Si frente al Granada el juego recayó por la izquierda, esta vez en la Copa su intención era inclinarlo a la derecha con Semedo. Y la prueba le salió mal desde el inicio, porque la jugadas se catalizaron por el otro lado y porque un centro de Raí desde la derecha lo aprovechó Javi Pérez, solo, desposeído de la marca de Riqui, para dar la estocada a las primeras de cambio. Un gol madrugador que hacía explotar una propuesta endeble.
Al grito de ‘sí se puede’ de la grada, a modo de gasolina anímica, la UD Ibiza de Salvo y Pablo Alfaro fue funcionando a espasmos ante el estupor y el asombro culé. Quique Setién se enfrentaba a su primer gran problema. En la banda iba dando instrucciones a Riqui, aunque el juego pasaba por De Jong. Los ibicencos no se arrugaron por la evidente superioridad técnica culé y metieron el susto en el cuerpo al trenzar una jugada de gol que el colegiado anuló a Rodado por falta. El momento, sin duda, era crítico, muy crítico. El recuerdo de Novelda, Gramanet o Figueres asomó de repente.
El electrónico de Can Misses era de una evidencia aplastante. Media hora y el Barça no encontraba las pulsaciones y lo que es peor, no daba síntoma de saber qué hacer. Ni una ocasión clara, ni un simple disgusto. O se espabilaba o el equipo de Pablo Alfaro daba veracidad al milagro. Can Misses era una fiesta. Se lo pasaba en grande preguntándose voz en grito “¿dónde esta Leo Messi? Algún jugador azulgrana debió pensar lo mismo.
Sus jugadores le respondieron con un contragolpe tras la enésima pérdida de balón, esta vez de Ansu Fati. Un disparo al palo de Raí y otro posterior alto de Rodado que acabó en córner. El Barça temblaba como un flan, sin saber qué hacer. Titiritaba por inferioridad, por temer lo que se le venía encima. En la banda Setién negaba con la cabeza. Así hasta el final de la primera parte con conclusiones irrefutables: un gol del Ibiza, otro anulado, un balón al palo y otro chut con paradón de Neto. El Barça, cero en todos los rankings, se miren por donde se miren.
La segunda parte no cambió el dibujo ni las prestaciones. Setién ordenó el mismo plan y en ocasiones, los azulgrana no salieron de su campo. Sólo una falta aislada de Rakitic y un disparo de Ansu Fati fue lo único destacable. La UD Ibiza iba a la suyo, el trabajo estaba hecho y le bastaba con vivir de rentes. No estaba Messi para solucionar el entuerto. El Barça no sabía qué hacer con el balón.
Setién hizo entrar entonces a Arthur por Riqui Puig, pero fue jugador por jugador. Inmediatamente después, De Jong filtró un pase para que Grizemann rematara a la red. Había sido necesario 71 minutos para ver algo del Barça. La balanza estaba equilibrada. Sólo eso, necesitaba un segundo gol. Y llegó de nuevo por obra y gracia de Griezmann, en otro desmarque a pase de Alba, cruzando el balón y estampando en la red las pocas ilusiones ibicencas. Griezmann fue un flotador de emergencia ●