Socio 14.578 Resultadista, por alusiones
Quique Setién, a la espera de la de hoy, ya lleva 7 ruedas de prensa. 2 goles a favor, 3 en contra y 7 ruedas de prensa. En todas ellas se ha hablado del estilo. Los periodistas preguntan, él responde y, cuanto más se extiende, más posibilidades de poner los pies en un charco. En la víspera de Valencia, cuando al nuevo entrenador todavía se le veía feliz y sin presión en las mandíbulas, Setién dijo algo que pasó bastante desapercibido: “Yo ya sé que mucha gente es resultadista y que sólo le va importar ganar. Algunos valorarán el camino, si hemos jugado bien o no”. Niego la mayor. ¿De dónde saca que a los resultadistas no les importa el juego? El ejemplo más reciente le quita la razón. A Valverde se le fulminó después de un buen partido del Barça en Arabia ante el Atlético. Incluso más...
Valverde ganó dos Ligas, con un equipo con mucho oficio y una superioridad aplastante, pero el juego –ni chicha ni limoná– iba cada vez a peor. No es cuestión de resultadistas o no. Particularmente, estaba encantado con los resultados, pero el juego cada vez más lento, previsible y sin alma nos provocaba somnolencia e indignación a partes iguales. No es cuestión de resultadismo sino de barcelonismo. La primera opción, la que queremos todos por unanimidad, es la de jugar bien y ganar. Pero comoel paraíso no es eterno, a la hora de rebajar planteamientos, sí que empieza la división interna: algunos preferirán jugar bien y perder. Yo apuesto por ganar aunque sea jugando mal. O lejos de la excelencia a la que nos ha acostumbrado el larguísimo ciclo de Messi.
Precisamente, porque el bonito estilo del Barça durante una década ha sido tan loado y tan imitado, ha sido también muy estudiado por los rivales. Esta es una de las claves de lo que no pasa ahora. Los oponentes han tardado muchos años, pero parece que han encontrado el antídoto para ese juego singular de posición y posesión. Saben, en cada pase y en cada movimiento, qué harán nuestros jugadores y, cualquier entrenador que estudie y una panda de jugadores que muerdan, han conseguido desactivarnos. Por eso era tan necesaria una sacudida táctica y un nuevo impulso.
Pero si el remedio de Setién es convertir el fútbol en baloncesto, donde cada pase esté mecanizado, cada salida de balón, cada ataque, donde cada jugador se mueva en sus diez metros cuadrados sin un desmarque fuera del guión, acabaremos por castrar la improvisación y el talento de la plantilla más cara de la historia del deporte mundial. Y, como un pez que se muerde la cola, cada vez será más difícil llegar a crearle peligro al portero rival. Lo de tocar y madurar el partido no es que suene a antiguo, es que es un regalo para los contrincantes a los que les mandas el mensaje que sólo vas a dañarles por el cansancio de perseguir el balón.
Fue sorprendente escuchar a Setién decir: “Lo primero que les he dicho a los jugadores es que quizá no marcaremos en el minuto 10, ni el 20, sino que lo ganaremos en el 80 porque lo que hacemos desgasta al rival”. Pero el cruyffismo no era esto. El guardiolismo, menos. ¿Han contado en cuántos partidos el City ha marcado gol esta temporada antes del minuto 10? Salen como locos a asediar la portería rival, con posesión, con posición y con pelota, sí, pero con mordiente y verticalidad para sentenciar. Primero marca, decide el partido y ya tocarás después. El balón e incluso los huevos, si conviene