Del ‘tiki-taka’ al ‘gili-fútbol’

ace una semana dijimos que, por tratarse del primer encuentro, el de Setién ante el Granada no había estado mal. Había que dar margen de confianza al recién llegado, pero después de las ‘exhibiciones’ de Ibiza y Valencia la conclusión es que los más de mil pases de aquel primer partido fueron el síntoma del virus que se estaba gestando.

En efecto, Setién se ha revelado como más papista que el Papa Cruyff. Está bien el fútbol combinativo, pero en los tiempos que corren los entrenadores rivales hace muchos años que hallaron un antídoto, ya en la época de

Guardiola. En Mestalla, sin ir más lejos, hubo un calco de la última final de Copa, en el Villamarín, con un Valencia agazapado atrás esperando tirar sus contras con facilidad y acierto, mientras los azulgrana se perdían en una incomprensible maraña de pases sin sentido alguno. Un detalle: en el segundo tiempo,

Ansu Fati pasó más balones hacia atrás que hacia delante. Y hasta De Jong parecía un jugador vulgar.

Posesión, sí, pero que sea útil. De lo contrario, el ‘tiki-taka’ se convierte en ‘gili-fútbol’; o sea, fútbol para gilipuertas (¡ejem!), que consiste en autoanularse ante el gol. O sea, un suicidio. Consecuencia: jugadores como Griezmann no hallan ni hallarán jamás su sitio. Lo mismo pasará con

Rodrigo, si acaba llegando. No hace falta ser un lince para comprender cuanto decimos, ni que lo que necesita el equipo es un jugador tipo Stuani. O el propio Stuani.

En resumen, si unos (jugadores) y otros (cuerpo técnico) no cambian de estrategia y actitud, el desastre está asegurado ●