El liderato asusta al Madrid
El Barça ganó a una excelente Real Sociedad mostrando una cara vulnerable pero
Messi no falló en el momento decisivo y Ter Stegen apenas intervino. Las ligas también se ganan en esos partidos horribles y sin brío, en los que el fragor ambiental también juega contra el de casa y el equipo pide angustiado la hora. El Real Madrid demostró ante un Betis superior ser un líder inconsistente al que le espanta el liderato. El Barça de Setién le dejó escapar vivo en el Bernabéu en una primera mitad que fue unánimemente aplaudida pero los blancos, con un partido ganado de los últimos cuatro, el Clásico, y la grave derrota ante el City, no son fiables ni regulares. En el Villamarín el Madrid tiró a la basura su partido, esperando atrás, confiando en
Vinicius (sin peso en Sevilla) o en un lance esporádico; sin creatividad pese a Modric y
Kroos. Una respuesta escandalosa para un equipo obligado a ganar que se cobijó en
Courtois, que no oculta sus deficiencias y que pierde músculo cuando no alinea a Casemiro y Valverde juntos. Un equipo que juega contra el reloj, obligado a conquistar la Liga para romper la admirable hegemonía blaugrana de 8 ligas sobre 11 ganadas y con el City esperando en Etihad.
SERGIO RAMOS RESUMIÓ EL FIASCO admitiendo sin regates el mal partido: “nos hemos acomodado atrás, el resultado es justo”. Al capitán blanco no se le notaba contento por el varapalo recibido pero hay que reconocerle su capacidad de autocrítica, la que se echó en falta en el complacido Setién , en Piqué, en el papel de ‘presidenciable’ y Jordi Alba, perdido en penosos reproches hacia una grada que siempre ha sido agradecida y que tiene todo el derecho a expresarse. Si alguna cosa está clara en el Madrid es que no va a permitir ningún tipo de fisura en el camino de las 11 jornadas que quedan para lograr su objetivo. En el Barça, el grupo fuerte del vestuario actúa de fiscal del club y la directiva debería evitar alentar elecciones. Ahora les cuesta más ganar los partidos y cuando el rival sopla se echan atrás. Cada día aparece un enredo dentro o fuera; y se sabe que la bulla agiganta al Madrid ●