El asedio
Palabras de un dirigente deportivo: “En las federaciones las vamos a pasar putas porque cuando haya que reponer los 200.000 millones habrá que recortar de todos los sitios”. Si todo fuera tan sencillo como darle a la manivela y fabricar euros… Estamos entre la espada y el asedio del coronavirus y la pared del gasto público que pasará factura cuando llegue el momento sublime de salir de casa para empezar a producir. Hasta entonces, inversiones desesperadas, economía familiar de guerra, los ricos más ricos y los pobres en su hábitat. Como siempre. Ése es un agravio incorregible, pero hay otros que se pueden atajar, y en esa disyuntiva movediza consume los días el olimpismo.
Alejandro Blanco, presidente del COE, es partidario de aplazar los Juegos de Tokio para que todos los deportistas disfruten de idénticas oportunidades. Porque el problema no está en el 24 de julio “sino en el camino hasta el 24 de julio”, que algunos recorrerán entrenados como deportistas de élite y otros como deportistas de salón porque no han gozado de las mismas ventajas. Los deportes de equipo y de contacto no pueden prepararse como los individuales, a riesgo de contagiarse el Covid-19, alias HDP. Presidentes de otros comités olímpicos nacionales apoyan a Blanco, que no discute la autoridad de Thomas Bach ni del CIO, pero reclama igualdad para todos. Ruth Beitia, oro en Río’16, se manifiesta sin tapujos: “Por favor, aplazad los Juegos Olímpicos”.
También es preciso que Japón lo entienda, después de haber cuadruplicado la inversión inicial, que ha pasado de los 7.000 millones de dólares que vendió el 7 de septiembre de 2013 en Buenos Aires, a los 28.000 de gasto real. Tenían que ser esos Juegos de la austeridad, que promocionaba la candidatura de Madrid, y pueden terminar siendo los Juegos del hambre ●