Hay que ganar este partido
Está claro que la epidemia del COVID-19 marcará un antes y un después en nuestras vidas. Esperemos que el efecto del virus pueda contenerse, que la vacuna llegue pronto y que de esta mala experiencia aprendamos a mejorar en todos los sentidos. Uno de los efectos más destacados de la epidemia es el efecto que ha tenido en el mundo del deporte.
Hace una semana vi las declaraciones de Juan Antonio Samaranch Salisachs, vicepresidente del COI, insistiendo en que los Juegos de verano de Tokio se celebrarán sí o sí. Su exceso de optimismo me sorprendió. Ojalá que Samaranch Jr. tenga razón.
Otro tema sorprendente fue el desplazamiento de varios miles de seguidores del Atlético de Madrid a Liverpool la pasada semana... No se entiende que en plena pandemia se permitiera aquel partido. Anular los encuentros de fútbol y suspender las competiciones deportivas es un hecho relevante y de gran trascendencia social. Sólo las guerras, han impedido que ruede la esfera universal. El COVID-19 será, es, quizá, la nueva guerra.
Es chocante no ver fútbol, la verdad. Muy extraño. Desearía desde esta columna desear lo mejor a toda la familia del deporte y la recuperación de todos los afectados por el coronavirus. Cuando los deportistas vuelvan a la arena será una señal inequívoca de que la pesadilla ha terminado.
Es curioso que estos días, mi mente, al recordar los días en los que rodaba el balón, ha visualizado, las declaraciones de los portavoces deportivos del Barça. Y en el recuerdo estaba, como no, Andoni Zubizarreta. Era un muy buen analista. Era frío, optimista, reconocía los errores, pero sabía perfectamente donde estaba el punto de crítica. Respetuoso con los rivales, Zubi atendía a los periodistas en el aeropuerto antes de los desplazamientos, y antes y después de los partidos ante las cámaras de televisión.
Fue en una de esas comparecencias, concretamente la que hizo en Anoeta después de la debacle propiciada por Luis Enrique, la que motivó su salida del club. El partido había sido muy extraño, el Barça había perdido, Messi se había enfadado con Lucho ,y
Zubizarreta respondió mal a una pregunta de Mónica Marchante, la periodista del entonces Canal Plus. Zubi fue despedido fulminantemente al día siguiente y Josep Maria Bartomeu me preguntó quién podía sustituirle...
Durante unas semanas Jordi Mestre,
vicepresidente deportivo fue el encargado de hablar antes y después de los partidos. En Sevilla, después de un frustrante empate a dos y un inesperado e incomprensible cambio de Neymar por Xavi, Mestre dijo ante las cámaras que no entendía el cambio, lo que provocó una airada protesta de Lucho...
Afortunadamente los resultados fueron buenos y el propio Bartomeu asumió el rol de portavoz en los momentos más destacados. Se ganó el triplete y llegó Robert Fernández. Todo pareció arreglarse hasta la llegada de Ernesto Valverde, que trajo consigo un número dos que era también un interlocutor perfecto, Jon Iñaki Aspiazu. Aspiazu compaginada su labor con el portavoz deportivo con Guillermo Amor, la cara oficial del club en temas deportivos.
Siempre he sentido una gran debilidad por
Amor. Le vi crecer, triunfar en el primer equipo, casarse Marta Torres, la hija de un Legend y uno de mis ídolos de siempre, Toni Torres, y desarrollar una gran carrera profesional que le llevó desde el Camp Nou a la Fiorentina, el Villarreal y Livingston (Escocia).
He de confesar mi debilidad por Amor -que gran gol en el Bernabéu en 1994- y que me gusta que represente al Barça antes y después de los partidos. Es sereno, y en un club con tantos nervios, su aportación, como en su día la de
Zubizarreta, es muy positiva.
Ahora tengamos paciencia, intentemos jugar la finalísima contra el Covid-19, ganarla y regresar a nuestras vidas. Extraigamos consecuencias de lo que nos ha pasado. Si lo hacemos, nuestra existencia será mejor y, sin duda, el mundo del deporte también saldrá reforzado. Soñemos pues con el regreso de Amor ante las cámaras y con el hecho de que la esfera vuelva a rodar. En todo el mundo ●
Ojalá el balón ruede muy pronto y los futbolistas puedan regresar al césped