Mundo Deportivo

No sé cómo decirte adiós

- María José Hostalric

ira que hemos hablado de cosas durante estos años, Chema. Nos ha dado tiempo de arreglar el mundo, esta profesión nuestra que tan difícil arreglo tiene y hasta al Atleti...y mira que hubo un momento en que tenía mucho mérito verle solución. Nada se nos resistió. Pero nunca, nunca nos planteamos de qué manera nos hubiera gustado despedirno­s. No por creernos eternos. Sólo, tremendame­nte optimistas ante la vida. A Chema le trató bien, en líneas generales. Es lo que consuela. Lo cierto es que él hizo méritos más que sobrados para que así fuera.

Su hijo es su gran trofeo. Haciéndole un quiebro a su propio destino se convirtió en padre de Javi. Diecisiete años después, Chema aún decía “quién me lo iba a decir a mí...”. Cuando Javi nació, el bebé tuvo que someterse a una operación muy complicada. Mi amigo le prometió a Dios que, si todo salía bien, estaría un año entero sin ver en directo a su Atleti. Hoy yo le tengo que preguntar a Dios por qué se ha tenido que llevar a alguien que cumplió su promesa con semejante entrega. Porque , sepan ustedes que, para Chema, el Atleti era su segundo “consentido”.

Rezumaba sentimient­o atlético. Si querías mosquearle no tenías más que recordarle las finales de Lisboa o Milán . Yo, que lo sabía, lo hacía de vez en cuando, sólo para “testar su estado de forma vital”. Si se encendía como una bombilla, es que todo iba bien. Como todo buen atlético, era inconformi­sta, idealista... y muy, muy antimadrid­ista. Y, sin embargo, he conocido a pocos periodista­s tan respetados por jugadores, entrenador­es y directivos de uno y otro equipo como él.

De hecho, comparto la teoría que él tenía al respecto y que no era otra que quien hace su trabajo con profesiona­lidad, sólo tiene como enemigos a aquellos que no lo hacen como deben. Despreciab­a profundame­nte a ese tipo de “gentes”. En muchos aspectos, a mí me evocaba a Luís Aragonés ( y yo se lo decía a menudo): directo, mordaz, valiente, políticame­nte incorrecto, leal, cómplice, generoso y muy, muy consciente de que uno nace y se hace como lo que es y, a quien no le guste, que cambie de ventanilla.

El pasado día 11 me felicitó por mi cumpleaños. No me dijo que estuviera enfermo. Es más, quedamos en vernos pronto con los críos. Y ayer se fue. Y no sé cómo vivir este inmenso dolor. Después de tantas conversaci­ones, en momentos cumbre y en momentos valle de nuestras vidas, no me ha quedado nada pendiente que decirle. En todo caso, una sola pregunta ¿ cómo vamos a despedirno­s tú y yo, Chema? Hoy mismo, he dado con la respuesta, muy a mi pesar: nunca voy a despedirme de ti, amigo mío, mi confidente. Nunca ●

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain