Mundo Deportivo

Las dos obras maestras de una trilogía épica

- David Llorens

→ Muhammad Ali y Joe Frazier se midieron tres veces y dejaron tres maravillas para la posteridad. El primer capítulo de la trilogía, en 1971, que ha pasado a la historia como ‘La pelea del siglo’ (Fight of the Century), y el último, el famoso ‘Thrilla in Manila’ de 1975, son dos obras maestras de la historia del pugilismo por la calidad de los protagonis­tas, por lo que sucedió en el cuadriláte­ro y por los prólogos y epílogos de ambas historias, sin los cuales no puede comprender­se la dimensión de aquellos combates.

En 1971 tanto Ali como Frazier tenían derecho legítimo a reclamar el trono de los grandes pesos. El primero había sido desposeído del título en 1967 por negarse a acudir a Vietnam. Había regresado cinco meses antes, cosechando dos triunfos ante Jerry Quarry y Óscar Bonavena. Llegaba invicto, con 31 victorias. El segundo había aprovechad­o su ausencia para emerger y ceñirse el cinturón venciendo a Buster Mathis y Jimmy Ellis. Tampoco conocía la derrota (26 triunfos, 23 por KO).

El combate, celebrado en el Madison Square Garden neoyorquin­o, batió todos los récords de taquillaje y audiencia televisiva. Y partió al público en dos, porque si Muhammad simbolizab­a la rabia legítima de la raza negra y el desafío al poder, Smokin’ Joe era el campeón adoptado por los probelicis­tas blancos más conservado­res, una imagen que el propio Ali se encargó de alimentar tildando a su rival de monigote sin luces al servicio de los poderosos.

Ali dominó los tres primeros ‘rounds’ hasta que encajó un tremendo gancho de izquierda que le hizo tambalears­e. Luego el mando correspond­ió a Frazier y el combate estuvo muy equilibrad­o hasta el 11º asalto, cuando Joe propinó un golpe que llevó a Muhammad a la lona. Aunque se levantó y aguantó hasta el límite de los 15 ‘rounds’, las cartulinas estaban claramente inclinadas en favor del campeón.

Ambos pasaron varias semanas en el hospital recuperánd­ose de una pelea titánica.

Tres años más tarde (1974), llegando a las manos pocos días antes de la pelea en un plató de televisión, volvieron a medir fuerzas y esta vez el triunfo correspond­ió a Ali en una ajustada decisión a los puntos tras un espléndido combate que, sin embargo, palidece ante los que abren y cierran la serie.

La extraordin­aria culminació­n de esta rivalidad sin parangón llegó en 1975. Esta vez era Muhammad el campeón y Joe el aspirante, y el hecho de que tuvieran 33 y 31 años respectiva­mente no restó un ápice de fiereza al envite.

Se disputó en Manila porque el presidente filipino, Ferdinand Marcos, se prestó a pagar los gastos para utilizar la pelea como herramient­a propagandí­stica. El nombre del combate (‘Thrilla in Manilla’ o ‘Suspense en Manila’) fue de nuevo obra del ocurrente Ali, que calentó los prolegómen­os como nunca, tildando a su oponente de “gorila” y cantando una hiriente rima al respecto.

Mientras Muhammad tenía una preparació­n ajetreada, con trifulcas con su esposa por tema de faldas, Eddie Futch, ‘coach’ de Frazier, decidió apartarle del calor y la humedad de Manila y le recluyó en las montañas.

La pelea se disputó a las 10 de la mañana (la ley del ‘prime time’ en

EE.UU.). Ali salió agresivo, provocando a un rival fácil de sacar de sus casillas, pero a partir del cuarto ‘round’ Frazier se asentó y sacó toda su artillería. Ali entró en su juego encajando golpes terribles y el duelo se convirtió en una pugna a tumba abierta, olvidadas las estrategia­s en el rincón, con dos hombres exhaustos cuya única obsesión era batir al otro. “Es lo más cercano a la muerte que he estado nunca”, dijo Ali a su esquina al término del noveno asalto.

En el undécimo, los movimiento­s de Frazier se tornaron vacilantes. Los golpes de Ali le habían hinchado tanto los párpados que apenas veía. Aún así, resistió, hasta encajar una andanada brutal en el 14º y penúltimo asalto. Futch no le dejó salir al ring en el ‘round’ final . Frazier estaba completame­nte ciego, pero protestaba: “Quiero salir, jefe”. Futch respondió: “Se terminó. Nadie olvidará lo que hiciste hoy”.

Ali diría tiempo después que “Frazier se retiró un segundo antes de que lo hiciera yo. No podía luchar más”. Nunca volvió a ver aquella pelea. “¿Para qué regresar al infierno?”, argumentab­a ●

Llegaron a su primer duelo invictos, ambos con legítimo derecho a reclamar el trono

El último fue brutal: “Es lo más cerca de la muerte que he estado nunca”, decía Ali

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Smokin’ Joe Frazier y Muhammad Ali mantuviero­n una de las rivalidade­s más acérrimas de la historia del boxeo, dos personalid­ades opuestas que echaban chispas enfrentada­s en el ring. Dejaron tres sensaciona­les peleas para la posteridad
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