Las series de moda
Black Mirror: Bandersnatch
Plataforma: Netflix
Ideal para los que tengan ganas de experimentar
‘Bandersnatch’ es uno de los capítulos de Black Mirror que pasará a la historia de la televisión porque inaugura la posibilidad que el espectador interactúe para decidir la evolución de la trama. Y lo mejor de todo, es que el experimento funciona con eficacia. No se trata pues de una serie con varios capítulos sino un único capítulo no lineal que contiene, en sí mismo, múltiples tramas o episodios. Lo divertido es que una vez has llegado al final de tu propia historia puedes volver al inicio y tomar distintos caminos y nuevos finales. El protagonista es Stefan Butler, un chico con un trauma de infancia que intenta diseñar y programar un videojuego inspirado en la novela preferida de su madre, Bandersnatch. Esta es la semilla que el propio espectador podrá hacer crecer en la dirección que desee. Periódicamente se para la acción y aparecen varias opciones, entre las que debes elegir una. Son posibilidades de los más intrascendentes (elegir el desayuno, la música que escucha el protagonista…) y otras que parecen más determinantes (tomarse unas pastillas, aceptar una oferta de trabajo…). Para los que no lo probaron en el momento de su estreno, esta es seguramente una buena ocasión para hacerlo.
Big little lies
Plataforma: HBO
Ideal para sofisticados
‘Big Little lies’ es un thriller que se desarrolla en una comunidad muy selecta y adinerada de la costa californiana. La historia gira entorno a un grupo de mujeres entre las cuales existen vínculos de amistad, tensiones o suspicacias que se irán haciendo más profundas a medida que avance la serie. Más allá de la habilidad de la serie para crear un ambiente frío y hostil, su gran virtud son las actrices y su nivel interpretativo: Reese Witherspoon, Nicole Kidman, Laura Dern, Zoë Kravitz y Shailene Woodley (y Meryl Streep en la segunda temporada) configurarán un complejo entramado alrededor de un asesinato que descubriremos en los primeros segundos de la serie, sin saber quién es el muerto, ni el cómo, ni el porqué. Se trata de un drama con un punto sórdido, siempre inquietante, con algunas escenas angustiantes, y que siempre muestra pequeños gestos, miradas o reacciones que la hacen emocionalmente densa.