‘Rumble in the Jungle’, la madre de todas las peleas
Ninguna pelea en toda la historia tuvo el revuelo mediático del Ali vs. Foreman
20.000 espectadores in situ a las 4.00 AM y 1.000 millones viéndolo por TV
“Pensé que sería un KO más para mi colección hasta que, en el séptimo asalto, le propiné un tremendo puñetazo en la mandíbula. Acto seguido me agarró la nuca y me susurró al oído: ‘¿Esto es todo lo que tienes, George?’. En aquel momento supe que el combate no acabaría como yo había planeado”. Estas palabras de George Foreman son el mejor resumen posible de uno de los momentos álgidos de la historia del deporte.
Se le denominó ‘Rumble in the Jungle’ (retumba la jungla). El escenario, el Zaire del dictador Mobutu Sese Seko, en el corazón del África ecuatorial, era distinto a todo lo que se había visto hasta entonces, un decorado que se eligió no por su exotismo sino porque fue el único dispuesto a pagar la exorbitante suma que costaba la fiesta, que se le había ido de las manos al entonces joven pero ya extraordinariamente ambicioso promotor Don King.
Fue un enfrentamiento épico eniniciativa, un viejo proscrito cuyos mejores días habían pasado –Ali– y un joven Hércules que hasta entonces se creía invencible, el pulso entre dos estilos contrapuestos: la astucia contra la fuerza bruta, un showman que dominaba todos los registros dramáticos frente a un guerrero callado y taciturno, tan distintos y tan singulares a la vez. El aspirante Ali llegaba con 32 años, 44 victorias y dos derrotas; el campeón Foreman con 25 años, 40 triunfos (37 por KO) e invicto e indiscutible favorito en las apuestas.
Larga aclimatación
Se fijó la fecha de la pelea para el 25 de septiembre, pero finalmente se pospuso hasta el 30 de octubre porque ‘Big George’ sufrió un corte en el ojo durante una sesión de entrenamiento previa. Tanto él como Muhammad pasaron todo el verano en Kinshasa, aclimatándose al calor y humedad tropical y adaptándose al peculiar horario de la pelea, que comenzó a las cuatro de la madrugada para así coincidir con el ‘prime time’ televisivo en la costa este de los Estados Unidos.
La gente del lugar recibió a Ali con los brazos abiertos, considerándole un luchador por los derechos de la raza negra, imagen que él mismo había contribuido a alimentar tanto con sus actos como con sus palabras. Él abonó ese cariño saliendo a entrenar por las calles de la capital y acercándose a la gente del lugar, mientras Foreman permanecía recluido en el gimnasio de su hotel.
Un evento global
Todo fueron superlativos en esa lucha. 60.000 asistentes abarrotaron el Estadio 20 de mayo, se estima que lo vieron por televisión 1.000 millones de personas en todo el mundo, lo que lo convirtió en el evento más visto de todos los tiempos hasta ese momento, y 50 millones de espectadores pagaron por verlo en circuito cerrado en salas de cine y teatros. Se calcula que generó unos 100 millones de dólares de a época, que al cambio actual se acercarían a los 600 ‘kilos’.
Durante la pelea Ali soltó menos golpes que su rival, cediéndole la pero más certeros. Tras aguantar tremendos mandobles al cuerpo, refugiarse en las cuerdas, provocarle verbalmente, forzar constantes interrupciones agarrando a Foreman en ‘clinch’ y aguijonear su rostro cada vez más tumefacto con rápidas combinaciones, especialmente al final de cada asalto, Muhammad dejó que George madurara su cansancio antre tes de ejecutarle al final del octavo ‘round’ mientras las miles de presentes en el Estadio 20 de Mayo gritaban a pleno pulmón “¡Ali bomayé!” (Ali, mátalo). El campeón cayó a plomo a la lona y se levantó tan ‘groggy’ como estupefacto cumplida ya la cuenta de protección. Ali volvía a ser campeón del mundo de los pesos pesados, y esta vez casi nadie contaba con él ●