Como pez fuera del agua
→ Alberto Martínez, olímpico en Tokio en 10 kilómetros en aguas abiertas, ha cambiado el bañador y el neopreno por las pesas y las videollamadas
→ Al menos, celebra que la incertidumbre se ha convertido en una decisión firme que ya le permite afrontar la preparación olímpica con tranquilidad. Alberto Martínez, el representante español en los Juegos Olímpicos de Tokio en los 10 kilómetros en aguas abiertas, ha pasado del estrés que le perseguía hace dos semanas a la calma relativa que ahora le acompaña.
A mediados de marzo, Alberto estaba concentrado con su grupo de entrenamiento, dirigido por Fred Vergnoux y con Mireia Belmonte al frente, en el CAR de Sierra Nevada. La crisis del coronavirus empezaba a hacer mella en España y se comunicó que el centro andaluz iba a cerrarse. El grupo planteó irse al CAR de Sant Cugat, pero el positivo de uno de los trabajadores de estas instalaciones provocó que cada nadador tuviera que marcharse a su casa. Alberto se dirigió así hacia su Cartagena natal. Las peticiones de los nadadores para poder quedarse en una piscina no se han visto cumplidas, pero el aplazamiento de los Juegos de Tokio les ha dado ese tiempo que reclamaban.
Alberto es el único nadador español con el billete olímpico en el bolsillo. Era, por lo tanto, el único que miraba directamente la preparación para los Juegos sin tener que buscar picos de forma previos para amarrar la clasificación. “Estoy contento por el aplazamiento porque ahora tenemos mucho más tiempo de preparación. Podemos estar más relajados en casa entrenando con los pocos materiales que tenemos”, explica.
Esos pocos materiales disponibles y la ausencia del principal, la piscina o el mar, ha provocado una innovación máxima por parte de los cuerpos técnicos de los equipos nacionales de natación y de aguas abiertas. Fred Vergnoux envía a Alberto cada día el plan de trabajo, repartido en sesiones de mañana y de tarde. El murciano se despierta, hace su rutina y realiza una o dos horas de cardio antes de desayunar. Después llegan las pesas y las series en la barra abdominal. Por la tarde hace otra sesión de trabajo más intensivo, con crossfit o ejercicios de core.
Sesiones por videollamada
A distancia, los entrenadores del equipo español tratan de comprobar que sus deportistas van siguiendo todas las pautas marcadas. Vergnoux controla el trabajo de sus nadadores cada dos o tres días por videollamadas. Eso sí, en los últimos días el uso de este recurso ha ido más allá: también hay sesiones impartidas por Mónica Solana, fisioterapeuta del equipo español. “Nos ponemos en contacto con todo el equipo de natación para hacer trabajo conjunto. Nos hace una clase y nosotros la seguimos”, dice Alberto.
Las videollamadas no están exentas de imaginación. Solana imparte su clase particular a unos catorce o quince nadadores a la vez, combinando los miembros de los equipos nacionales de natación y de aguas abiertas. Cada uno va realizando como puede los ejercicios en su habitación o en el salón de casa, reconvertidos en su gimnasio particular. “Viviendo y esperando que pase lo antes posible”, dice Alberto. Sin poder nadar, solo desea que todo pase cuanto antes para sentirse de nuevo como pez en el agua ●
“Estoy contento por el aplazamiento porque ahora tenemos mucho más tiempo de preparación. Podemos estar más relajados en casa entrenando con los pocos materiales que tenemos”
“Fred nos envía lo que tenemos que hacer tanto en la sesión de la mañana como en la de la tarde. De vez en cuando hacemos una videollamada para ver que todo está bien. También las hacemos para hacer trabajo junto con todo el equipo”