“NO ECHO DE MENOS EL FÚTBOL”
→ Incluso alguien que ha ganado un Mundial y dos veces la Eurocopa asegura que el fútbol no es un asunto prioritario. Pepe Reina (Madrid, 31 de agosto de 1982) reflexiona en Mundo Deportivo sobre la importancia de trabajar unidos para recuperar poco a poco la normalidad.
¿En qué tiempo verbal se refiere cuando habla sobre el COVID-19?
En pasado. Han transcurrido 18 días desde que tuve los primeros síntomas y me encuentro bien. Espero que no reaparezcan esas sensaciones del principio.
¿No pasó miedo?
Es mejor desdramatizar. Hubo media hora crítica en la que se me hizo pequeña la garganta y me costó respirar. Después tuve dolor de cabeza constante, sensación de cansancio o de estar derrotado y con fases de fiebre alta pero no para alarmarme más de la cuenta.
¿El peor enemigo es el virus?
Y la cabeza. Saber gestionar la situación es imprescindible para hacerla más pasajera. Aunque sé que nosotros somos gente privilegiada. Tenemos casas grandes, con jardín y con espacio. Quienes viven en un apartamento pequeño con dos o tres hijos pueden tener otra perspectiva. Tienen mi reconocimiento.
¿Ha habido alguna llamada que le haya hecho especial ilusión?
Recibo mensajes a diario de compañeros. Ayer, de Benayoun y de Kuit, que hacía tiempo que no hablaba con ellos.
¿Hay que tener licencia para aburrirse de vez en cuando?
Incluso estando encerrado parece que a uno le falte el tiempo. Con cinco niños en casa hay poco tiempo para aburrirse. Menos mal que las hermanas mayores hacen de profesoras de los pequeños. Lo hacemos encantados pero son muchas tareas y la rutina y los horarios han cambiado.
¿Aprovecha para mirar atrás?
No mucho, o no particularmente ahora. He tenido la suerte de tener una buena carrera que espero que se cierre con la salvación del Aston Villa y con el regreso del Milan a Champions.
¿Intimida asomarse a sus últimos años como profesional?
Es una realidad que hay que aceptar. Intentaré alargar esta etapa hasta que la cabeza y el físico aguanten. Pero la retirada está a la vuelta de la esquina. No sé si dentro de un año y medio o dos pero no creo que juegue más allá de los 40. Me apetece ser entrenador.
Haber tenido a Benítez, Sarri o a Guardiola habrá ayudado.
Mi etapa más feliz fue en el Liverpool. Un equipo que destacó sobre todo por su carácter competitivo. En el Nápoles recuperé la sonrisa tras un año en Alemania. Con Sarri fue con quien más disfruté jugando.
¿Por qué se fue al Bayern?
Era una oportunidad irrechazable. Fue un año en el que aprendí a nivel táctico. A pesar de tener a Neuer por delante crecí como futbolista. Pero la gente es muy distinta a como es en Italia. Pep es quizá el mejor entrenador que he tenido. Sobre todo porque es un maestro en ver cosas que otros no ven. Aunque Sarri ha sido la persona más influyente que he tenido porque jugamos por encima de nuestras posibilidades.
Y ahora ha vuelto a la Premier.
Hubiera sido más cómodo quedarme en Italia. Estar en el Milan y jugar cuando me necesitaran pero no me sentía realizado. Jugar cada domingo es lo que siempre me ha movido. Por eso vine al Aston Villa.
Imagino que es imposible no echar de menos el fútbol.
Si le digo la verdad no lo echo de menos. Hay cosas más importantes en juego ahora. Está muriendo gente y no me sale el querer volver a jugar. No es una prioridad.
¿Es partidario de que se acabe la temporada como sea?
No a cualquier precio. Entiendo que hay intereses en juego y que se va a querer terminar de una forma o de otra pero tiene que hacerse cuando sea con garantías.
¿Entiende que les emplacen a una rebaja salarial colectiva?
Me parece justo siempre que lo hagamos todos. Empezando por los propietarios de los clubes, los políticos y los futbolistas, por supuesto.
¿Qué conclusión extrae de la gestión política de esta crisis?
Admitir que uno se ha equivocado es una señal de grandeza y pocas veces se pronuncia la palabra perdón ●