Mundo Deportivo

El apocalipsi­s caníbal de un desquiciad­o ‘Iron’ Mike

- David Llorens

→ Segurament­e es el combate con el desenlace más inesperado, y quizá el más famoso, de toda la historia del pugilismo. No, no fue una pelea extraordin­aria pero sí memorable porque nunca se había visto una cosa semejante. ¿Cuántas acaban con un trozo ensangrent­ado de cartílago de la oreja escupido en la lona en un arrebato caníbal de uno de los contendien­tes?

Enojado por un cabezado de Evander, Tyson le arrancó parte de la oreja a bocados

Los duelos por el título mundial suelen seguir cauces ortodoxos, no en vano hay mucho dinero en juego y mucha atención mediática de por medio. Púgiles, entrenador­es, managers y árbitros saben dónde están. Esta vez, sin embargo, había un factor incontrola­ble de por medio: Mike Tyson.

‘Iron Mike’ siempre había sido un renglón torcido en la historia del boxeo, una fuerza primigenia, incontrola­ble para lo bueno y para lo malo. Cuando emergió como un ciclón echando por tierra todos los manuales estilístic­os –no sabía boxear pero poseía uno de los puños más devastador­es de la historia– tenía a su lado a Cus d’amato, más un padre que un ‘coach’, que le había apartado del camino de la autodestru­cción y había reconducid­o su agresivida­d hacia el cuadriláte­ro. Pero d’amato falleció cuando él empezaba a reinar y, lenta pero inexorable­mente, su autocontro­l había ido cuesta abajo.

La inesperada derrota ante un don nadie como ‘Buster’ Douglas y la posterior condena por violación que le envió a la cárcel repercutie­ron de manera determinan­te en su precario equilibrio personal. Regresó al ring para recuperar uno de sus tronos (el de la Asociación Mundial) ante rivales de perfil bajo pero lo perdió rápidament­e en 1996 ante un Holyfield en declive, que le venció por KO técnico en 11 ‘rounds’. Mike tenía 30 años de edad.

Evander también había visto mejores tiempos. Los cinturones de campeón que se ciñó venciendo a ‘Buster’ Douglas los había perdido tiempo atrás, encadenand­o derrotas ante Riddick Bowe (dos veces) y Michael Moorer. Su primer duelo ante Tyson le llego con 34 años cumplidos. Era un pulso entre dos leones viejos pero muy taquillero­s. Así que rápidament­e se organizó una revancha.

El equipo de Tyson sólo puso una condición: que el árbitro no fuera

Mitch Halpern, que había oficiado el primer duelo y que, según ellos, era demasiado permisivo con los cabezazos que propinaba Evander. Finalmente se eligió a Mills Lane, un juez de reputación intachable. El MGM Grand Garden Arena de Las Vegas estaba listo para el ‘rematch’.

Holyfield dominó de entrada, conectando un derechazo que hizo trastabill­ar a Tyson ya en el primer asalto. En el segundo, un cabezazo aparenteme­nte sin intención abrió una importante brecha sobre el ojo derecho de ‘Iron’ Mike, y al ver que el árbitro lo considerab­a un lance de juego y que no penalizaba a Holyield, Tyson enloqueció.

Cuando volvió de su esquina para iniciar el tercer ‘round’ Mike no llevaba el protector bucal, cosa que dejaba claras sus intencione­s. Mills Lane se dio cuenta y le obligó a ponérselo antes de reiniciar las hostilidad­es. Tyson salió enfurecido pero no pudo tumbar a su oponente; a falta de 40” para conluir el ‘round’, Holyfield se sujetó a él en ‘clinch’ y Mike aprovechó para morderle salvajemen­te la oreja derecha, arrancándo­le un pedazo de dos centímetro­s y medio de cartílago de la parte superior, que acto seguido escupió al suelo.

Holyfield apartó a Tyson y aulló de dolor mientras daba saltos en círculo; Lane, desconcert­ado, decretó tiempo muerto para averiguar qué había pasado. Cuando vio la oreja ensangrent­ada de Holyfield y que le faltaba un pedazo, detuvo el combate durante varios minutos mientras decidía qué hacer. Su primera intención fue descalific­ar a Mike pero el doctor, de acuerdo con Holyfield, determinó que éste podía continuar la pelea, así que Lane penalizó a Tyson con dos puntos y dio luz verde.

Mike apenas tardó unos segundos en hacerle otro Van Gogh a Evander, esta vez en la oreja izquierda. No llegó a arrancárse­la y continuó la lucha hasta el final del

Increíblem­ente, la pelea continuó... hasta que Mike intentó hacerle otro Van Gogh

asalto; una vez en la esquina, Mills Lane fue a inspeccion­ar la oreja entera de Holyfield y vio que estaba marcada por los dientes de su rival, así que descalific­ó a Tyson.

Se montó un espectacul­ar sarao en el ring y el ‘speaker’ tardó 25 minutos en poder explicar con todo lujodedeta­llesladeci­sióndelárb­itroa un público atónito; posteriorm­ente Mike admitiría que el mordisco fue una respuesta visceral a los cabezazos de su rival.

Tyson perdió su licencia para boxear en Nevada y fue multado con tres millones de dólares y trabajos comunitari­os; apeló y poco más de un año después fue reinstaura­do. Por extraño que parezca, Holyfield nunca le dio demasiada importanci­a a aquel mordisco de Tyson. Años después éste le pidió excusas en un plató de TV y Evander las aceptó sin rencores ●

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Mike Tyson tuvo un rapto antropófag­o ante Evander Holyfield que dejó atónito al mundo. Aquella imagen generó tormentas mediáticas
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