Espero que el mercado no descentre
Por suerte, este tiene que ser mi último artículo sin hablar de los partidos del Barça. Vuelve la Liga a todo tren y ya podremos analizar encuentros con lo que nos van dejando, los goles, las alineaciones, los triunfos, las pifias, que en el caso de nuestro equipo esperamos que no se produzcan para así apuntarnos otro título al palmarés. Durante estos tres meses el fútbol ha demostrado nuevamente su gran fortaleza, porque el fútbol no sólo se juega, también se habla de él. Eso es lo que hemos hecho en las largas semanas en que el confinamiento nos ha dejado tiempo para pensar en las cosas importantes de la vida y en otras, que sin serlo tanto, también son importantes porque te lo hacen todo mucho más llevadero. Nunca había visto tantos partidos antiguos como en esta época, pero he confirmado que cuando se juega bien, el fútbol te engancha hasta en diferido; que digo ‘en diferido’, ‘en histórico’.
A falta de balón, el tema de debate que ha llenado horas de programas de radio y televisión y páginas de periódicos ha sido el mercado. Que si viene este, que si se va el otro, que te doy dos a cambio de uno. Ese runrún no es nuevo y va con el fútbol de toda la vida. Lo que sí es una novedad es que prácticamente no se haya hablado de otra cosa, coronavirus aparte. Todo esto cuando, estoy convencido, el mercado debe ser menos alegre que nunca.
La amenaza latente es que todo este ir y venir de nombres, que especialmente afecta a los clubs grandes, descentre de lo que realmente importa: afrontar la reanudación de la Liga con los cinco sentidos puestos. Es humano y entendible que un jugador que vea su nombre constantemente en las quinielas de su próxima salida pueda pensárselo dos veces a la hora de meter la pierna y jugarse una carrera. Es más, diría que no tiene ni que pensarlo, basta con que en su subconsciente haya calado ese mensaje en su cabeza. Todo eso aderezado por la inercia de que, por razones extraordinarias, jugarán más allá del 30 de junio, fecha en que vencen contratos.
Físico aparte por la acumulación de partidos, cuidar la mentalidad de los futbolistas será la tarea fundamental de los entrenadores. En ese sentido, puede que el hecho de que se permitan cinco cambios durante los partidos, puede ayudar a que nadie se desenganche. Ya he comentado en otros artículos que, más que agotar las cinco sustituciones, creo que veremos alineaciones refrescadas. Eso garantiza partidos y minutos para casi todos los jugadores, más en una plantilla como la del Barça que tampoco va tan sobrada numéricamente hablando.
En cuanto a la resolución de la Liga, lo primero que hay que decir es que estamos ante un final experimental, que no se había visto nunca antes, y por tanto eso aumenta la dosis de prudencia a la hora de hacer pronósticos. También hay que esperar a ver si aún veremos partidos con público, porque siempre he dicho que la afición también juega. Ahí, Spain vuelve a ser ‘different’: el Gobierno dice una cosa y la Liga otra.
De todos modos, el Barça va primero y eso ya le da una ventaja que, viendo el calendario, puede hacer valer si no se despista. Además, la Bundesliga está ratificando con todas las de la ley que el bueno sigue ganando, con Covid o sin Covid. Claro que en la Liga, el bueno no es sólo uno, hay como mínimo dos que compiten de igual a igual y algún otro que casi. En fin, el balón dictará sentencia, pero de entrada ya nos alegraremossimplementeviéndolorodar