El cruel vía crucis de un portento físico
→ Jallouz apuntaba a figura del Barça, pero se retira harto de lesiones y enfermedades
→ Hubo un tiempo en que Wael Jallouz era el jugador de moda en Europa, desatado meses después de conquistar la Champions de 2015, cuando la salida de Nikola Karabatic y Siarhei Rutenka le llevó a la titularidad del Barça y despertó a la bestia que llevaba dentro: 51 goles en los seis partidos del mes de noviembre (8,5 de media) resumieron aquella descomunal respuesta del lateral tunecino.
“Me siento pletórico”, reconoció entonces ‘Wally’ en una entrevista con MD. Esa plenitud, lamentablemente, fue cruelmente efímera porque Jallouz acaba de confirmar su retirada, harto del calvario de lesiones y enfermedades que le han llevado por el camino de la amargura desde 2017.
Jallouz, de 29 años, eclosionó en el Mundial de España de 2013, escaparate que le abrió un año después las puertas del club azulgrana. El técnico Xavi Pascual vio en él un diamante en bruto y apostó por él hasta el último momento. Su historia es la triste despedida prematura de un portento físico cuyos lanzamientos secos y potentes eran dinamita pura.
Jallouz tenía contrato con el Barça hasta 2021, pero ambas partes han llegado a un acuerdo para rescindirlo. “Es una lástima que Wael no haya podido recuperar el nivel que tenía”, afirma Toni Gerona, su último entrenador esta temporada en el Chartres francés, donde estaba cedido y ni siquiera pudo debutar al no recuperarse bien de sus dolencias, la más grave una peritonitis que estuvo a punto incluso de costarle la vida.
El vía crucis del tunecino empezó en 2017. Llegó a la pretemporada con 15 kilos menos después de sufrir una extraña infección vírica y arrastró durante todo el año las secuelas. Jallouz fue baja de forma intermitente –una lesión de tibia dificultó más si cabe su campaña– y no jugó los últimos dos meses por una enfermedad inflamatoria en el ojo izquierdo. De hecho, los oftalmólogos tardaron en encontrar el tratamiento adecuado para solucionar el problema y el Wael jugó muchos partidos con la visión reducida.
Esos contratiempos y la angustia asociada fueron las razones de aquella gris temporada de Jallouz, un jugador que sobresale si el físico le acompaña, pero cuyo rendimiento baja si no se encuentra al 100% al ser un jugador muy fiado a su capacidad atlética. El Barça le cedió al Füchse Berlín en 2018 para que dejase atrás sus problemas físicos y recuperase su mejor nivel sin la presión que supone luchar por todos los títulos con el Barça. Apenas duró unos meses en Alemania y en enero de 2019 llegó cedido al Chartres, entonces en la Segunda División francesa.
“Aquí empezó a recuperar el nivel físico que tenía, pero a raíz de aquella enfermedad vírica estaba tomando ciertos medicamentos, cortisona entre ellos, y eso le provocó un problema de apéndice, no se dio cuenta y derivó en una peritonitis”, recuerda Gerona.
De urgencia al hospital
“Le tuvieron que ingresar de urgencia y estuvo realmente mal. Llegó a perder 20 kilos y tuvo un proceso muy lento de recuperación. Yo llegué aquel verano al Chartres y aún estaba en el hospital. Llegó septiembre y sólo había recuperado tres o cuatro kilos”, explica el entrenador catalán.
“Con el preparador físico, le pusimos un plan de trabajo progresivo para que fuese recuperando la forma. Volvió a su peso, pero motrizmente, con todo lo que había pasado, estaba muy lejos de poder jugar a alto nivel”, dice Gerona.
“Yo le veía que sufría. Tengo que agradecerle su esfuerzo y, sobre todo, poner en valor su constancia y su trabajo. Se ha esforzado, nunca se ha quejado y es un ejemplo en ese aspecto, pero ha tenido la desgracia de que no ha podido recuperar su alto nivel por culpa de esa lesión. Él ahora está en Túnez, se va a casar este verano”, dice el técnico del Chartres ●
Su calvario empezó en 2017 con una extraña infección vírica y dice adiós con sólo 29 años
Una peritonitis estuvo a punto de costarle la vida: “Es una lástima”, lamenta Toni Gerona