Lo que ocultó el 0-4 de Palma
Tras 28 jornadas de Liga y tres meses de confinamiento, la nueva normalidad del Barça es su vieja realidad: que no hay quien corte en el centro del campo los contragolpes del rival, que suelen acabar en el área y con peligro de gol.
Al margen del resultado y el nivel de juego de anoche en el Camp Nou, ese defecto se puso de manifiesto ante el Mallorca, un equipo relativamente flojo que, sin embargo, demostró que en campo contrario los de Quique no saben detener al rival en su zona de creación y que cuando algún jugador lo intenta, lo hace tan mal que le cae una tarjeta, como le ocurrió a Vidal.
Si nos atenemos a las estadísticas, el 0-4 ocultó que el Barça fue inferior en el número total de remates (13-12), en recuperaciones (53-52), córners (9-3) y en centros al área
(21-5). Su mayor posesión (65,1% a 34,9%) solo se reflejó en el acierto ante el gol. Si se repiten esos números el viernes ante el Sevilla peligran los tres puntos. ¿Solución? Tapar ese agujero con anticipación y más esfuerzo y presión, lo cual que también incumbe a los delanteros. Ahora, con cinco cambios, aumentar el desgaste no es tan arriesgado, ya que se puede alinear de inicio a Vidal, Busquets y De Jong y acabar con Sergi Roberto, Rakitic y Riqui o Arthur. Y, además, aún hay margen para otros dos cambios.
Otra cosa preocupante fue el reparto de tarjetas. Por 17 faltas cometidas el Mallorca vio una amarilla y por cinco faltas, dos el Barça. Del Cerro Grande
Madridista no debió asistir a la clase donde se explicaban las amonestaciones por reiteración de faltas. O si asistió, no lo entendió por incapaz ●