La zona aragonés
El fútbol ha vuelto y lo hace a lo grande, compensando en cierta manera su larga ausencia con la posibilidad de ver ahora partidos a diario. Un gesto que ayuda a maximizar económicamente el producto y que complica la unidad familiar casi obligando a elegir en el calendario que partidos ver y cuales no. Eso el que se lo pueda permitir, obviamente. Este reinicio nos deja el atractivo de escuchar el sonido del verdadero deporte, compensando los estadios vacíos con las voces de futbolistas y entrenadores, siempre que no predomine la opción casi ofensiva de los sonidos enlatados de una afición ausente como si de una sitcom americana se tratara. El ridículo más absoluto es ver a jugadores que acaban de estar abrazándose en una barrera y agarrándose en un córner con un contacto suficiente como para intercambiar gotas de sudor, para que acto seguido estén separados en la grada con mascarilla y guantes. Incomprensible “la nueva tontería”.
Lo que no cambia es el juego del Atleti. Dos buenos ratos en San Mamés coincidiendo con los inicios de cada parte, un paradón de Oblak para quien no hay confinamiento que valga y poco más. La falta de ambición de siempre especulando con el resultado y cruzando los dedos para que no ganen los demás. Quedan 10 partidos y el equipo del Cholo está jugando con fuego. ●