Mundo Deportivo

Covid-19 y VAR

- Albert Montagut @albertmont­agut

El fútbol en lata que nos ha traído la pandemia ha sido extraño, pero hay que reconocer que a la que se han jugado tres partidos la emoción por saber quien ganará La Liga,

existe.

Ya nos hemos olvidado de polemizar sobre si los recursos de audio y las placas visuales que tapan la soledad de los estadios es o no positiva y hemos entrado de lleno en la competició­n. Y lo hemos hecho como en los buenos tiempos, polemizand­o.

No podía ni llegar a imaginar que esta Liga de la Covid-19 discutiría­mos sobre el Video Assistant Referee (VAR) y que el nivel de suspicacia­s, sospechas y ayudas reales que se habían vivido en las ligas anteriores emergerían ahora con la fuerza que lo han hecho.

Han quedado atrás aquellos comentario­s de que con el árbitro asistente de vídeo todo era más justo, de que con el VAR el Real Madrid no ganaría jamás una Liga y que, al fin, la Justicia había llegado al fútbol español.

Pero no ha sido así. Una serie de decisiones, no una decisión aislada, sino una serie de ellas, han servido en bandeja la polémica de que el Real Madrid está siendo favorecido por los árbitros y que recibe ayudas arbitrales.

Hacía mucho tiempo que el Barça no se refugiada en la excusa de las ayudas al Madrid y es una lástima que aquel fantasma que atenazó a los azulgrana durante décadas vuelva a surgir ahora.

Y fue una lástima que eso ocurriera precisamen­te después del empate de Sevilla. Un Barça aburrido se demostró impotente a la hora de ganar en el Sánchez Pizjuan, pero nadie recordó que ganar en el campo del Sevilla es realmente una heroicidad, porque ganar al Sevilla es difícil. El pasado 22 de septiembre el Real Madrid sí ganó allí 0-1. Karim Benzema marcó el gol del triunfo madridista.

No me digan porqué, pero siempre he creído, y no es para generar polémica, que el Real Madrid tiene una mentalidad, una fortaleza psíquica, mucho más fuerte que la de muchos clubs europeos.

Este final de Liga, por ejemplo, requiere más que nada fuerza mental porque todo es diferente, y la Champions también exigirá que los equipos tengan la certeza, la absoluta certeza, de que deben ganar sí o sí. El empate no sirve en este final de temporada y por lo tanto hay que aprovechar todas las oportunida­des para no dejar al rival ni un milímetro de espacio, ni una sola posibilida­d o la opción para que terceras partes o vídeos sean los que influyan en los resultados.

Las declaracio­nes de Gerard Piqué en Sevilla levantaron una gran polvareda. Sus insinuacio­nes marcarán los próximos partidos ligueros. Pero pienso sinceramen­te que en este escenario el Barça suele quedar mermado y el Real Madrid reforzado. Piqué no habló en el momento acertado, porque el Barça, más allá del VAR, está más flojo de lo de costumbre.

Este diario tituló el miércoles Gol de Oro para definir la portada del post Barça-athletic. Acompañaba al titular el subtítulo Los cambios de Ansu Fati y Riqui Puig dieron ambición y energía a un Barça con actitud pero sin ideas. Definirlo mejor es imposible. Al Barça le falta fuelle. Rakitic evitó un drama, una tragedia, pero la insegurida­d, existe. Nada está decidido excepto una cosa. Hay que ganar y aparcar las quejas. Que sean otros los que lo hagan. El Barça no puede perder foco.

Dejemos las quejas a un lado e intentemos meternos en los partidos con más convencimi­ento. Nos esperan el Celta y el Atlético de Madrid. Ni más ni menos. Tener miedo a la derrota es un mal endémico para muchos técnicos porque el temor a perder, a veces, imposibili­ta ganar. Y el Barça no se lo puede permitir. Al menos en esta Liga del KO, la Liga de la Covid-19 ●

El Barça no puede perder el foco de la Liga polemizand­o y quejándose

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FOTO: EFE Ramos, en un Madrid-mallorca polémico
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