OTRA VISITA FRUSTRANTE
→ El Barça dejó escapar la victoria en el 88’, otra vez fuera y tras una falta injusta → El doblete de Suárez y la genial batuta de Messi, insuficientes ante un Celta práctico
→ Tenía el triunfo en la mano, lo sujetaba con fuerza después de adelantarse en el marcador en dos ocasiones. Sabía que ganar al Celta ejercería una voluminosa presión sobre el Real Madrid, pero una falta que no era en el 88’ frustró su entusiasmo, dejando escapar (2-2) dos puntos fundamentales para el título. El Barça lo hizo casi todo bien menos defender la ventaja con el que había llegado a los minutos finales (1-2). El empate, que le da ventaja 69 a 68, sólo servirá si los blancos pierden hoy ante un Espanyol que parece desahuciado. El doblete de Luis Suárez, recuperando su pulsación goleadora, y la genial visión del fútbol de Messi sirvieron de poco en Vigo.
Quique Setién satisfizo las demandas populares que reclamaban la presencia de los jugadores del filial en el once. Sin el sancionado Busquets, reordenó la media con Rakitic en su puesto y entregando la organización al aclamado Riqui Puig. Delante, sacrificó a Griezmann, por segundo partido consecutivo fuera de casa, para darle minutos a Ansu Fati. Arthur lo observaba todo en el banquillo. Desde el otro, Òscar revolucionaba su sistema poblando la defensa.
Fue un Barça muy distinto al que titubeó en Sevilla y al que divagó frente al Athletic. Con más chispa, alegría y movilidad, gobernó el encuentro durante toda la primera mitad, gracias al ímpetu de Riqui y a la inacabable magia de Messi. El principal peligro, sin embargo, partió de la estrategia. La primera vez, en un saque de esquina que Piqué cabeceó desde el primer palo al larguero. La segunda, en una fabulosa idea gestada por Leo y ejecutada por su amigo Suárez en un lanzamiento de falta y la tercera, en un intento de gol olímpico.
Durante la semana, Òscar barruntó cómo evitar los tantos de falta de Leo diseñando su particular estrategia. Colocó una barrera de tres, ubicando a dos jugadores en cada palo y en medio situó a otros tres. Lo que nadie esperaba es que el argentino, listo como siempre, centrase al interior para que el uruguayo rematase de cabeza. Entre los dos lo planificaron.
El guión de un Barça convencido de su superioridad incluyó también un par de aproximaciones claras. Ambas con todo a favor, pero Messi lanzó alto su colocado disparo y a Ansu le estorbó el celtiña Araujo. Todas las ideas surgían de buenos movimientos, de la presión, el dinamismo y una actividad ofensiva formidable. Espoleado por sus últimos resultados positivos, el Celta replicó con sentido, todo en una misma jugada. Un remate de Brais Méndez que el hombro de Ter Stegen despejó al palo y un disparo cruzado posterior de Iago Aspas después de correr por la explanada.
Cambio en la segunda
Pero todo lo ganado en los cuarenta y cinco minutos anteriores, el Barça
lo malgastó en los primeros cuatro de la segunda. Un error en la transición de Rakitic permitió una contra letal celeste. Okay y Smolov se plantaron en un dos contra uno ante Piqué, que rompió el fuera de juego. La asistencia del centrocampista permitió al ruso marcar a portería vacía. El tanto venía precedido de un despiste defensivo de Umtiti, que supo solventar anticipándose a Aspas, aunque rozando por milímetros el penalti.
No era el mismo Barça, pero al partido, entretenido en el fondo, le faltaba el ingrediente del VAR, obligado a revisar un más que posible penalti de Jorge Sáenz a Messi. Nadie lo vio, al entender que el argentino ya había disparado cuando recibió el impacto del defensa. La acción entró en la carpeta de las dudas razonables y las protestas. Luego se reclamó otro a Ansu Fati.
La polémica no dio para entretenerse porque otra vez el tándem Messi-luis Suárez se afanaron en buscar la victoria. En el minuto 67, después de varios intentos, el uruguayo firmó el doblete con la puntera tras otro pase del argentino. Incansable en la lucha, Leo había robado un balón en campo contrario. El 1-2 fortaleció al Barça. El componente psicológico resultaba fundamental. Como en una jugada entre Aspas y Nolito, con chut final del ex del Betis y también ex del Barça, que Ter Stegen desvió. Viendo sus opciones, Òscar aligeró la defensa para poner un delantero, el cuarto. El Barça reculó .
Y en una falta que no era, en un dejarse caer de Rafinha, en el minuto 88, una genialidad de Iago Aspas logró el empate final (2-2). Con el exterior de la barrera, con la zurda, con Ter Stegen estático, logró dar vida a un Celta. El Barça, ‘groggy’, incluso pudo perder si el alemán no hubiera salvado un remate de Nolito. Un punto de frustración ●