Vender libros para liberar a inocentes
Rosell se vuelca en promocionar su obra: los beneficios servirán para pagar la defensa a presos no culpables
→ Sandro Rosell (56 años) está volcado en la promoción de su libro ‘Una forta abraçada’ (Un fuerte abrazo), que ha editado Rosa dels Vents. El ex presidente azulgrana relata en el mismo sus experiencias durante los 645 días que estuvo en prisión provisional por voluntad de la juez Carmen Lamela, la instructora de su caso y a la que ha acusado en reiteradas ocasiones de prevaricación. Es decir, de dictar resoluciones injustas con plena conciencia de su injusticia. Rosell tiene el mejor argumento para su acusación: tras esos casi dos años de prisión preventiva, quedó libre sin cargos cuando se le acusaba de haber liderado una organización para blanquear 20 millones de euros. Pese a la dureza de los cargos, está exonerado. Y ahora está cumpliendo una promesa que hizo a una persona a la que conoció en la prisión de Soto del Real y que le ha marcado ya para el resto de su vida: el sacerdote de la prisión, el Padre Paulino.
Paulino, culé como Rosell, transmitió al ex presidente azulgrana unas dosis del afecto que no tenía allí, que le faltaba al estar alejado de su familia y sus amigos. Y Sandro le prometió que, cuando saliese, le ayudaría. El cura tiene una asociación benéfica que ayuda a los presos preventivos que aseguran ser inocentes a tener una defensa digna. Muchos de esos presos no pueden permitirse pagar a un bufete de prestigio y acaban siendo representados por letrados del turno de oficio. Abogados que cobran un fijo por esa defensa y que acostumbran a aconsejar a sus representados que pacten una condena, sean o no culpables. Rosell explica que Paulino detecta, con diez minutos de conversación, si un recluso que dice ser inocente dice o no la verdad. Y al que la dice, si no tiene recursos para defenderse, él intenta darle los medios económicos para lograrlo. Sandro Rosell, sabedor de la actividad del sacerdote, le prometió en prisión que cuando saliese le echaría un cable. Eso se ha traducido en el libro ‘Un fuerte abrazo’ (el que Rosell dice que eso es lo que más se echa de menos en prisión), cuyos beneficios serán entregados íntegramente al padre Paulino para seguir adelante con su ONG.
Rosell cumplió su promesa. Escribió el libro con sus vivencias como preso, anotadas durante todos los días de su estancia en prisión preventiva. Y ahora está de promoción porque la festividad de Sant Jordi, por culpa de la pandemia, se aplazó al 23 de julio. Y aunque la celebración del libro ha vuelto a aplazarse por los nuevos rebrotes que se están dando cada día, el ex presidente del Barça no para de promocionar su obra por tierra, mar y aire. Un libro que se puede comprar en librerías y también por Internet en las webs de El Corte Inglés, FNAC, Casa del Llibre y Amazon, entre otras.
Rosell está centrado en ayudar a su amigo Paulino y a presos que, como él, son inocentes pero no tienen sus medios ni contactos para defenderse. Sandro no olvida el caso de un chico pakistaní que trabajaba en una agencia de viajes en Barcelona. Su jefe le pidió que tramitase los billetes de avión para dos compatriotas que tenían que viajar a la capital catalana. Resultaron ser dos narcotraficantes y el chaval también fue detenido en una operación contra ellos, acusado de pertenecer a una banda organizada de tráfico de estupefacientes. Si se pertenece a una banda, las condenas son mayores. Tres años de preventiva se ‘comió’ en el ‘trullo’ siendo inocente. A gente así quiere ayudar Rosell, recaudando mucho dinero con su libro para que lo pueda usar el padre Paulino.
Sandro está motivadísimo y con más fuerza que nunca. La prisión le ha liberado. Si antes era frontal y hablaba claro, ahora lo es más porque ha perdido el poco miedo que tenía. Eso sí, la cárcel también le ha ayudado a relativizar la crítica que recibe y a no tomársela tan a pecho. Quizás por ello habló con Joan Laporta, con quien estaba enfrentado antes de ingresar en prisión, cuando le llamó por teléfono para charlar con él tras su excarcelación. Incluso se vieron presencialmente en ‘territorio’ de Rosell, comieron juntos y el encuentro fue bien. Porque Rosell tiene aprecio por Laporta, del que cree que tiene un buen fondo. Considera que ambos hicieron un gran tándem presidente-vicepresidente que ganó unas elecciones ganando al ‘establishment’ que representaban Lluís Bassat, Salvador Alemany y Pep Guardiola. Sandro recuerda que con Laporta se entendía bien pero que todo se rompió cuando Cruyff y su entorno se metieron por medio y quisieron decidir en el Barça con una motivación no sólo deportiva y de acumular poder, sino también para sacar un beneficio económico de determinadas operaciones, como por ejemplo querer fichar a la Triple A del Valencia (Aimar, Albelda y Ayala), a lo que
Rosell se negó y en lo que le apoyó Laporta, como él recuerda. Con los fichajes de Maxi López y Albertini no tuvo tanta suerte.
Con otros personajes del entorno Barça con los que también acabó enfrentado no se sentaría a una mesa, como por ejemplo Ferran Soriano. Ni con Jaume Roures, quien acusa a Rosell de haberle espiado y con el que está en mala relación desde que el club decidió no vender los derechos de TV a Mediapro sino a Telefónica. Un Rosell que jura y perjura, pidiendo a su interlocutor que le mire a los ojos cuando habla, que nunca ha ordenado espiar a nadie. Un Rosell que también promete que si dimitió de la presidencia del Barça no fue por otro motivo que las llamadas y cartas amenazadoras que recibieron sus padres mientras era presidente. Harto de ver llorar a su madre, decidió dejarlo. El plan era hacerlo tras votarse el referéndum del Espai Barça, en abril de 2014, pero su imputación en el caso
Tras salir de prisión se ha visto con Laporta, algo que no haría con Soriano ni Roures
Influirá en las elecciones y sólo se ve en el fútbol en un proyecto de base
Neymar precipitó su dimisión tras consensuarlo con su padre a finales de enero de ese mismo año. Y de esa versión no se mueve y a quien no se lo cree le dice que la felicidad de sus padres, en su escala de valores, está por encima de la presidencia de un club de fútbol.
Rosell ve un fútbol diferente al que él vivió en sus primeros años en el Barça. Un fútbol industrializado en que, a nivel global, ya manda también Estados Unidos porque el ‘soccer’, sobre todo el femenino, es un gran negocio en el país. Hostigado continuamente por Hacienda, sólo se ve vinculado al fútbol ligado a algún proyecto relacionado con la base. Eso sí, en las elecciones del Barça piensa influir, lo tiene clarísimo, como los propietarios de un piso intentan influir en las decisiones que se toman sobre la finca. Faltaría más que no pueda influir, suele contestar. Sobre aspirar de nuevo a la presidencia del club no quiere oír ni hablar, entre otras cosas porque se lo prometió a su madre. Eso sí, hay otra frase de cabecera de Rosell que es “mai diguis mai”. Nunca digas nunca. Pues eso ●