Ni elecciones, ni Xavi
A día de hoy ni Bartomeu piensa convocar comicios, ni tiene decidido negociar personalmente con Xavi. Todo apunta que hasta el lunes 27, después de perderse todos de vista unos días, no pasará nada. Pero ....
Perdida miserablemente la Liga y con Leo Messi disparando en todas direcciones, semejante tiroteo deja al Barça en un cambo de batalla habitual en esa casa: muchos heridos y ningún muerto. Ayer, el día después, fue como si no hubiera pasado nada porque nada ha afectado todavía a las dos decisiones esenciales que podría tomar el presidente.
La balasera, sin embargo, fue de tal calibre y la decepción general es de tan profunda y extensa, que lo que hoy es blanco mañana puede ser negro. Y viceversa pero, en este momento y sólo en este momento, el presidente ni piensa anticipar elecciones como solución global al siniestro, ni tampoco ordenar que salga el motorista rumbo a casa de Setién, con quien estuvo hablando ayer, para entregarle el finiquito. Otra cosa es que Quique, viendo como le considera el vestuario, tome su propia decisión.
De momento, en el aniversario del alzamiento del 36, ambas opciones estaban descartadas, pero la fragilidad del FC Barcelona, cuya inmensidad pende sólo de dos hilos (el deportivo y el económico) y la debilidad del presidente, que sin una junta potente que le ampare, puede dar un vuelco especialmente en lo referido al futuro de Setién. Hoy se considera que se sentará en el banquillo ante Alavés y Nápoles. Luego ya se verá.
La cosa sería más sencilla si se hubieran hecho bien las cosas en enero cuando Grau y Abidal visitaron a Xavi en Doha. De aquella reunión ofreciéndole el cargo y de las tres negativas del gallo Abidal, se ha llegado a un punto de desencuentro mayúsculo. Xavi ha renovado con el Al Sadd, con cláusula de salida al Barça, pero para que viniese ya mismo tendría que darse en la relación un cambio como de la noche al día. Empezando porque debería ser
Bartomeu en persona quien negociase, cosa que hoy no contempla, y terminando por una limpieza general, incluido el vestuario, que Xavi querría encontrar completada el día o el año que vuelva al Barcelona para ser su entrenador.
En el escenario de pandemia que nos encontramos, sería relativamente fácil, aunque caro, relevar puestos claves pero externos al vestuario que Xavi exige modificar. En cambio será complicadísimo deshacerse de nombres gloriosos con salarios siderales, entre los que naturalmente no está Messi, para ventilar el ambiente del camerino. Y en cuanto a los recambios, con la caja pelada, la dificultad se multiplica. Nadie sabe dónde está la salida de este laberinto.
Y sobre adelantar las elecciones, harakiri para el que desde fuera se encuentran mil argumentos, Bartomeu sigue en sus trece. Quiere acabar el mandato. Cuando hace unos meses, desde su junta, se planteó avanzar los comicios, el presidente liquidó a todos los disidentes y, tal día como hoy, en el consejo el tema electoral, por decisión del presidente, sigue siendo implanteable. Pero, una vez más, estando las cosas como están, apostar por algo es arriesgarse a perder los cuartos. Más cuartos, además de la Liga y de la Champions que hoy, sin jugarla, Messi ve perdida. Menudo panorama