El corazón del Napoli
→ En pocos meses, la pasión de Rino Gattuso ya se ganó a San Paolo, incluso vacío. Su estilo conecta con la manera de vivir el fútbol en la ciudad en la que Maradona es D10S
→ Gennaro Gattuso nació en 1978 en Calabria, sobre el empeine de la bota de la península itálica. El guiño geográfico marcó su destino profesional, el fútbol, aunque su don no fue el talento pedestre sino su fuerte carácter, el de un hombre del sur que está encontrando en pocos meses su lugar en Nápoles. Que el patrón de la capital de la Campania sea San Gennaro parece una señal. La ciudad que glorificó el pie izquierdo de Maradona se entrega ahora al corazón de Gattuso. Llegó en diciembre de 2019, cuando De Laurentiis se cargó a Ancelotti tras la peor serie de resultados desde 2007. En estos meses, ni el coronavirus ha podido con la popularidad de Gattuso que, paradójicamente, va a más incluso con San Paolo vacío. Ganarle la Coppa a la Juve de CR7, la de los nueve ‘scudettos’ seguidos, sin duda lo merece. Si Diego es D10S en Napoli, Gattuso aspira a ser uno de sus representantes en la tierra eliminando al Barça y metiendo al Napoli en cuartos de la Champions por primera vez en su historia. Eso, ni el 10 lo logró. Le espera el otro 10, Messi, ese que según Gattuso “o se para en sueños o se para en la Play”.
Desde sus días de futbolista, la indiscutible virtud de Gattuso fue desafiar sus limitaciones. Mientras su padre, Franco, carpintero y ariete de la cuarta división italiana, admiró la elegancia de Gianni Rivera, el referente infantil de Rino fue un estoico, Salvatore Bagni, escolta del ‘Pelusa’en el gran Napoli de los 80 . En 1998, con 19 años, Rino dejó el Perugia y se largó al Glasgow Rangers. Allí coincidió con un genio, un Paul Gascoigne crepuscular y tan excéntrico como siempre. A poco de llegar a Escocia, Gattuso recogió su calzoncillo de la taquilla y comprobó que, aparte de pesar más de lo debido, olía a diablos. Lo contó Gattuso en 2012, al diario suizo Le Matin, cuando apuraba su carrera como jugador en el Sion suizo. “Gazza está como una cabra, eso es todo”, dijo de su posterior amigo al revelar la escatológica novatada. Su relación con cracks extravagantes no quedó ahí. Tras un breve paso por la Salernitana, en el Milan, con el que ganó dos Champions (2003 y 2007) en sus doce años en San Siro, coincidió con Zlatan Ibrahimovic. Cuando el sueco jugaba en el Inter, durante un derbi se llevó un manotazo en la cara del más engorroso marcador que haya visto este siglo la Serie A. Por eso le apodaron ‘Pegamento’ a Gattuso. Pero luego Rino y Zlatan hicieron buenas migas de ‘rossoneri’, entre 2010 y 2012. Emmanuelson, compañero de ambos, recordó cómo Ibra tiró literalmente “a la basura” al correoso medio. La ‘vendetta’, incluso en broma, se sirve fría.
El Mundial de 2006 lo ganó Gattuso guardándole las espaldas a otro de sus grandes compinches, el exquisito Andrea Pirlo. Gattuso dejó una sentencia de una sinceridad lacerante: “Al ver jugar a Pirlo me pregunté si yo también era futbolista”. Vivió de la pasión, a veces traicionera. En 2011 le dio un cabezazo al segundo técnico del Tottenham, Joe Jordan, aquel 9 desdentado de los 70. Eso es mucho cabecear. Un problema en la vista anticipó su retirada y dio argumentos a sus detractores por confundir balón y rival.
El Gattuso futbolista, es verdad, nunca encandiló por su estética ni lo pretendió, pero como entrenador sí tiene una voluntad lúdica. Pero, ojo, ya avisa: “Si vamos a Barcelona pensando que están mal iremos al cementerio”. Su equipo ideal jugaría como Pirlo y correría como Gattuso. Le gusta el 4-3-3 y su Nápoles de Mertens, Insigne y compañía lo demuestra. Si en su carrera de jugador, Milán acabó con su espíritu nómada, el banquillo de Nápoles puede hacer lo mismo. Antes entrenó al Sion, Palermo, OFI Creta y Milan, el club en el que en 2019 renunció a dos años de contrato al no alcanzar sus objetivos. Esas son las cosas que conquistan de Rino ●
“Al ver jugar a Pirlo me pregunté si yo también era futbolista”, confesó una vez
Tras quitarle la Coppa a la Juve, quiere llevar al Napoli donde ni Diego pudo en Europa
Se las tuvo con Ibra, Gascoigne y cabeceó a Joe Jordan, pero siempre se hizo querer