Un Cuento de hadas
Sophia Popov, 27 años, es la primera alemana que gana un Grand Slam de golf, el British, tras la estela masculina en los ‘Grandes’ de Langer o Kaymer, y la primera que logra un ‘Major’ empezando el torneo más allá del puesto 300 del ranking. Una victoria
Hace tres semanas
Sophia Popov participó en el LPGA On Drive Championship, primer torneo del LPGA Tour después del parón por la pandemia de coronavirus. Se disputó en Ohio y ella estaba allí como caddy de su amiga Anne Van
Dam. La holandesa le pidió el favor y la alemana, jugadora del Symetra Tour –la segunda división del LPGA Tour– que lleva desde 2015 luchando sin éxito por conseguir la tarjeta del LPGA, accedió a la vista de que no había torneo de dicho circuito esa semana. Acabaron undécimas. Este domingo pasado Popov pasó de cargar con la bolsa de palos a levantar uno de los cinco trofeos más importantes del circuito femenino, el AIG Women’s British Open.
Dada la situación actual le pueden restar mérito a su victoria aduciendo que en el Royal Troon escocés no había público, algo que sin duda le habría beneficiado al quitarle presión y estrés, que estaban ausentes cuatro top ten mundiales y varias top 50, pero eso no quita que su triunfo fuera toda una exhibición.
Sophia luchaba hace poco en el Symetra Tour y el Cactus Tour de Arizona y logró su clasificación para jugar en el Royal Troon gracias a su buena clasificación en el Marathon Classic de
Ohio a principios de mes, pero completó su milagro y consiguió la victoria en el primero de los
‘majors’ femeninos que se disputan este año con un total de siete bajo par.
La germana, de 27 años, llegó al torneo en el puesto 304 de la clasificación mundial. No tenía victorias de nivel en su carrera profesional, y perdió la opción de obtener la tarjeta del LPGA por un golpe. El domingo se estrenó a lo ‘grande’ en uno de los santuarios del golf mundial.
Popov, de padre estadounidense y madre germana, tenía como mejores resultados varios segundos puestos en el Symetra Tour. Entre ellos logró uno hace diez días en el Founders Tribute. La alemana no dudó en participar en el Cactus Tour, un mini-circuito que se celebra en Arizona, donde reside, y que ha sido refugio de varias golfistas en el confinamiento por el Covid-19. Allí logró dos victorias. Popov lleva la competición en la sangre. Su padre fue un notable jugador de hockey y su madre una nadadora muy destacada cuando estuvieron en la universidad. Además, la propia Sophia fue muy buena en otras disciplinas como tenis o natación, hasta que un buen día decidió decantarse por el golf. No entraba en ninguna quiniela como candidata a la victoria en el British. Disputó el Marathon, acabó 9ª y consiguió una de las plazas que se repartían para Troon Open. Aquello fue un premio añadido con el que no contaba y al que tampoco le dio una importancia enorme. De hecho, a la semana siguiente, justo antes del British, se marchó a Arizona para jugar un torneo del Symetra, su auténtico circuito. El British era un premio extra y algo secundario, hasta el punto de que llegó el martes por la noche a Escocia y sólo jugó una ronda de prácticas antes del inicio del torneo, pasando de los 40 grados de Arizona al frío, la lluvia y el viento de Troon.
Todo menos preparar como se debe un torneo de la importancia e historia del British, el primer Grand Slam de su carrera. Pues bien, cinco días después de aterrizar en Escocia es la campeona del Open Championship versión femenina. Es su primera victoria profesional en un tour importante que da un vuelco de 180 grados a su carrera, logrando por fin la tarjeta del LPGA, algo que venía persiguiendo desde 2015 con sucesivos fracasos en la Escuela y en el Symetra. De hecho, la única vez que logró la tarjeta fue en 2014, el año que se hizo profesional –tras un destacado palmarés en el terreno amateur con triunfos en Europa y EE.UU.–, cuando terminó undécima en la final de la Escuela. Sin embargo, la perdió al año siguiente, acuciada por muchos problemas físicos.
Comenzó a tener muchos dolores abdominales y estomacales y se tuvo que someter a una estricta dieta que le hizo perder hasta diez kilos de peso. Estaba continuamente fatigada. Describió hasta diez síntomas diferentes y tardó tres años en ser diagnosticada. Consultó a 20 especialistas distintos. Finalmente, tenía la enfermedad de Lyme y pudo empezar a ser tratada en 2017. Estuvo dos años casi desaparecida. Además del tratamiento médico, Popov dejó atrás sus complicaciones médicas con meditación y respiración. “He tenido muchos obstáculos que sortear en mi carrera y gracias a Dios que no decidí retirarme el año pasado. Esta es sin duda una historia personal increíble para mí, de ahí mis lágrimas en el hoyo 18. Hace una semana ni soñando imaginaba que me pasara algo así pero el golf permite que estas cosas sucedan y sin duda esta será la semana de mi vida”, resumió emocionada Popov ●
Sophia Popov ya es historia de los ‘majors’ después de una carrera llena de trabas