SALVAN EL HONOR
→ Gran doblete del Ineos firmado por Kwiatkowski y Carapaz, tras un Tour aciago para el equipo británico → El líder Roglic acaricia el amarillo y Landa atacó de nuevo y ya es 5º de la general, por delante de Enric Mas
NO RENDIRSE NUNCA Ineos, pese a un Tour negado, llevaba ya días buscando ganar
VALENTÍA Y FUERZAS Las que tuvo Landa para intentar otra vez ser protagonista
Le saldrán bien las cosas o no, puede estar en mejor o en peor forma que los rivales, pero nadie puede discutir la valentía y el descaro de Mikel Landa, por más que en este Tour se le haya criticado por exceso de conservadurismo. Ayer, en la 18ª etapa, el equipo del alavés, Bahrainmclaren, rompía de nuevo la armonía del grupo de los favoritos en la subida al Montée du Plateau des Glières (6 km al 11% con rampas de hasta el 15%), el último puerto del día, buscando que su jefe de filas recuperara parte del tiempo perdido con los rivales que le aventajaban en la general. Objetivo que Mikel lograba en parte, ascenso al que también se sumaba Enric Mas, de menos a más en este Tour. Por delante de este selecto grupo reducido, rodaban en perfecta armonía los integrantes del Ineos Richard Carapaz y Michal Kwiatkowski, con margen suficiente para disputarse entre ellos la victoria, después de ser los más fuertes de la fuga, de la que se descolgaba un combativo Marc Hirschi tras sufrir una caída.
El Tour se acaba y los ciclistas con aspiraciones, que no se conforman con llegar a París e ir a rueda, tenían ayer terreno suficiente para atacar, ocasión que no desaprovechó Landa, quien tras el fiasco del día anterior ya advertía que lucharía por quedar de los cinco primeros, lo que tras el acelerón de ayer ya ha logrado, y a punto estuvo de ser cuarto. Por esta actitud, por este inconformismo y por las desgracias que suelen acompañarle el nombre de Landa es uno de los más coreados por la afición, algunos de cuyos miembros hablan incluso de ‘landismo’.
Landa, el inconformista
Ayer, la etapa estaba siendo entretenida, con varios puntos de interés. Los protagonistas de la misma, los corredores, dieron espectáculo desde la salida, en un día duro con 4.000 metros de ascensión y cinco puertos, el último a 30 kilómetros de meta. Por momentos Mikel hizo soñar y puso a la afición en pie, cuando a 34 kilómetros de meta se agarró abajo del manillar, se levantó de su bicicleta y se fue en busca de un imposible. A base de constancia fue abriendo hueco y arañando segundos con un compacto grupo de elegidos donde estaban los que tenían que estar.
El ritmo de ascensión de Landa también activó al Jumbo y a los ilustres de la carrera, acelerón que no aguantaron Urán ni Yates, en beneficio de un Landa que obtuvo premio al descaro,colocándose 5ºde la general, justo por delante de Mas.
La escabechina pudo ser mayor en el tramo de ‘sterrato’, antes del descenso. Precioso y peligroso, con muchos aficionados animando a sus ídolos, entre ellos muchos niños, y si no que se lo pregunten a Porte, que pinchó y a punto estuvo de perder la cuarta plaza de la general en beneficio de Landa. Mientras, Carapaz y
Kwiatkowski iban a lo suyo en cabeza de carrera. Tranquilos. Relajados. Hablando entre ellos, sonriendo y abrazándose, abrazo que mantuvieron al llegar a meta en un gesto de deportividad. Ambos obtuvieron su recompensa. Carapaz se convertía en el nuevo rey de la montaña y Kwiatkowski, campeón del mundo en Ponferrada en el 2014, ganaba su primera etapa en una gran vuelta, dando por fin a su equipo una alegría en un Tour que desde el inicio se les puso cuesta arriba por su inferioridad ante el equipo del líder, Primoz Roglic, y sufriendo el abandono de su jefe de filas, Egan Bernal, campeón de 2019.
Hoy, etapa de transición para los favoritos, a la espera del examen final de la contrarreloj de mañana ●