El Barça toma impulso sin ruido
Al Barça le llamaron burlonamente el equipo Frankenstein tras caer en el Carranza en la jornada 12. Noveno con 14 puntos, estaba a 6 del Madrid y a 12 del Atlético. Con la burla se daba a entender que la plantilla de Koeman estaba cosida con retales de jóvenes, restos de la vieja guardia, cracks encallados y un Messi todavía indeciso por sumarse a un caballo perdedor. Naturalmente, no se daba un duro por un equipo en transición en manos de un arquitecto obstinado con su sistema; solo se le concedía como objetivo entrar por los pelos en la Champions y ni eso. El escenario se ha movido en un mes. El cambio al 4-3-3 hace más proactivos a
Pedri y De Jong, protege a Busquets y ha juntado a un equipo reconocible. El aire nuevo ha traído, además, los goles y el liderazgo de Messi y el renacer de Griezmann y Dembélé. Con 37 goles a favor, es el más goleador de Laliga y nadie se tortura con la ausencia de Luis Suárez que ha quedado, como se merece, en un pedestal de la memoria blaugrana.
HAY QUE TENER MUCHO CUIDADO CON NO perder el oremus. Los brotes verdes han provocado que al Barça se le considere, de repente, el favorito para ganar la Supercopa sin contar al resto de rivales. No solo eso, sino que también se le ha etiquetado como aspirante a dar caza al Atlético. Los blaugrana, eso sí, deben luchar por la Supercopa para probarse ante un título y cargarse de autoestima, pero no deben caer en la trampa de imponerse una presión añadida. Este equipo no es Frankenstein, pero tampoco aspira a un Óscar. Este proyecto aún es de pasos cortos, está tierno y titubea. Koeman está trabajando sobre una alineación y un dibujo que está sacando un mejor rendimiento de los futbolistas. Messi acepta descansar, hay risas y bienvenido sea el optimismo, pero alcanzar la consolidación, los automatismos y una regularidad no llega por arte de magia. Vendrán los ‘grandes’ y habrá que demostrarlo. ¿Laliga? Le iría de perlas al Barça ir de meritorio sin alzar la voz, mejorar y esperar. Sin construir castillos de arena ●