Abelardo arranca con fe ciega
→ El nuevo técnico aseguró ayer que “todavía tiene más ilusión” que la primera vez que estuvo en Vitoria
→ Abelardo Fernández arrancó ayer su segunda etapa al frente del Alavés con un mensaje de confianza y fe ciega en los jugadores de los que dispone para sacar al Alavés de la cola de la clasificación (ahora está a dos puntos del descenso) y atar la permanencia.
En su puesta de largo, el asturiano aseguró que confía “ciegamente en esta plantilla” y expresó que tiene “todavía más ilusión” que la primera vez que llegó al club vitoriano en el invierno de 2017 para lograr la permanencia. Abelardo, que no entrenaba desde que fue cesado del Espanyol el pasado 27 de junio, se mostró agradecido a la entidad por pensar en él para sustituir a Pablo Machín y dijo ser positivo en relación a “conseguir los objetivos”, marcados en la permanencia en la categoría. “Queremos seguir en Primera en el año del centenario, que la gente desde casa se sienta orgullosa por ver un equipo competitivo”, dijo Abelardo, que reconoció que cuando se despidió de Vitoria necesitaba “un descanso” y que aunque tuvo ofertas, decidió no entrenar, a pesar de que el Alavés hizo todo lo posible para que siguiera. “Me veo con fuerzas de nuevo”, confesó tras insistir que parte de cero y que no se puede acordar del pasado.
“La igualdad en Primera es tremenda, 12 ó 14 equipos podemos estar bailando entre la última y la octava posición”, avisó el gijonés, convencido de que “el equipo pue- de ser competitivo”. Abelardo desveló que no habló de fichajes con el club y que llega a Vitoria a entre- nar a la actual plantilla, que tiene que ser “fuerte defensivamente, vertical en ataque y que genere ocasiones. Hay que mejorar el ni- vel defensivo”, incidió.
Un guiño a la afición
Abelardo se acordó de la afición. “Es una pena que la gente no pue- da estar con nosotros. Son los artí- fices de que el Alavés siga en Pri- mera”, indicó, tras solicitar a los seguidores que sean “respetuosos con el virus para poder volver”. Tampoco se olvidó de su antecesor, Pablo Machín, del que dijo que hizo “un trabajo fantástico” ●