Mundo Deportivo

PSG= Prepotenci­a Sin Grandeza

- Xavier Bosch

Neymar fue el primero. El primero en arrepentir­se de querer marchar del Barça para ser el líder en París, un Club con todo el palmarés en Francia pero con irrelevanc­ia entre los laureados europeos. Lloró para volver al Barça mientras le ponía querellas en contra, consiguió que sus excompañer­os de vestuario hicieran presión a Bartomeu para que intentase su regreso, incluso el presidente del Barça mordió el anzuelo, pero el PSG no le dejó salir: Y cuando el brasileño hubiera tenido una escapatori­a para el regreso, la pandemia dejó al Barça sin un duro.

Una vez asumió que no podría volver al Barça, Neymar volvió a ser el primero. El primero, en el PSG, en decir que el próximo año tenía que volver a jugar con Messi. En París, claro. Lo dijo el 3 de diciembre, después del partido contra el United. “Lo que más quiero es volver a jugar con él”. Y sonrió mientras aseguraba: “Seguro, el próximo año tenemos que hacerlo”. Fue la primera vez que Messi sonó como refuerzo parisino.

Sólo dos días después, Nasser Al-khelaïfi –el mandamás con poder en París y con la chequera en Qatar- vacilaba sobre el fichaje bomba. En una entrevista televisada le preguntaro­n: “¿Sabe si Messi va a venir al PSG?”. Y el hombre dijo: “Yo no puedo hablar de eso”, antes de partirse de risa. Incluso sentenció que, en ese mismo momento, estaba en Barcelona… Ante el revuelo creado, tuvo que mandar un sms al periodista para aclararle que era una broma y que, en realidad, él estaba en Londres. Podía ser una divertida manera de vengarse de ese Barça que, en los últimos 7 años, había intentado fichar a un ramillete de estrellas del PSG. Lo intentó con Thiago Silva, Marquinhos, Verratti, Rabiot o Di María. Y, claro, Neymar. La respuesta siempre fue la misma: al Barça, no.

La casualidad quiso que, sólo una semana después de la inapropiad­a bromita de Nasser ,el sorteo de la Champions hiciera estallar el bombo con el aparejamie­nto entre el Barça y el PSG. En el momento del sorteo, todos los expertos dieron a los parisinos por prácticame­nte clasificad­os. Desde entonces, el Barça de Koeman ha crecido y el PSG está empezando a entender el libreto de Pochettino, fichado durante las campanadas de fin de año. A partir de aquel momento, parecía que el culebrón Messi quedaría aparcado, por respeto al enfrentami­ento de Champions. Pero lejos de la deportivid­ad esperada, todos empezaron a hablar del futuro de Leo en Francia. Charló Paredes, se ilusionó Di María, se mojó Verratti e incluso Pochettino se refirió al posible fichaje del mejor del mundo.

Lógicament­e, la prensa francesa se ha entusiasma­do. Unos han contado que la familia Messi estudia la lengua de Molière y France Football se monta un fotomontaj­e espectacul­ar en portada.

Puede ser que el PSG elimine al Barça. Puede pasar, incluso, que Messi juegue en París la próxima campaña. Koeman y los tres candidatos a la presidenci­a del Barça han demostrado carácter y determinac­ión para parar los pies a la falta de respeto del PSG.

A un club que quiere ser tan grande, en este episodio le ha sobrado prepotenci­a y le ha faltado “grandeur”. Parece mentira que ni ellos mismos no sean más prudentes con el precedente que tienen. Después del 4-0, ese video de Verratti, Matuidi, Meunier y Draxler mofándose del Barça mientras comían una pizza, fue el inicio del 6-1, la mayor remontada de la historia de la Champions.

Pues eso. Un respeto para el Barça

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FOTO: AP Neymar, durante un partido del PSG, rival europeo del Barça
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