ORO BLANCO
Lucas Eguibar se proclamó ayer campeón del mundo de snowboard cross en Idre Fjäll, Suecia
El donostiarra conquistó el oro tras un ajustadísimo final que necesitó de la foto finish
Es la séptima medalla de España en un Mundial de un deporte de nieve y el primer oro
El pasado martes cumplía 27 años, y ayer recibía el mejor de los regalos al proclamarse campeón del mundo de snowboard cross en la competición que se está desarrollando Idre Fjäll (Suecia) y que tendría que haberse celebrado en una primera instancia en China. Lucas Eguibar demostró una vez más su condición de súper clase en una edición mundialista en la que ya se clasificó tercero para la jornada final de ayer y después de rendir a un alto nivel en todas las rondas previas antes de la gran final, en la que se medía a los mejores y en la que no falló. El suyo es el primer título mundial español en un deporte de nieve, casi medio siglo después del pionero oro olímpico de Paquito Fernández Ochoa en el slalom de esquí alpino en 1972.
Decía ‘Luki’ en la previa de la gran final que sabía muy bien lo que tenía que hacer, que no tenía nada que perder y que iba a por todas, como en él es habitual. A la hora de la verdad, Eguibar realizó una final impecable, yendo de menos a más hasta colgarse la medalla de oro y de qué forma, después de un gran final de infarto que necesitó de la foto finish para que Lucas abrazara la presea más deseada, metal que sumaba a la doble plata que logró en la categoría individual y por equipos de los Mundiales que se disputaron en Sierra Nevada 2017.
En la gran final, Lucas fue de menos a más. En los primeros metros mantuvo la segunda posición en un recorrido duro, exigente y técnico, de 1.264 metros de longitud y 167 metros de desnivel, en el que había que ser muy preciso a lo largo de los 63 elementos de que constaba y que concluía con una larga recta en la que había varias mesetas y dubbies. Eguibar supo mantenerse en la lucha por las medallas a lo largo de toda la bajada y, tal como hizo en la semifinal previa, supo hacer correr muy bien la tabla en la larga recta final antes de cruzar la línea de meta en primera posición, lanzándose al suelo y abrazando un sueño que empezó a imaginar a la edad de 15 años, cuando decidió abandonar el esquí alpino y probar con el snowboard.
En meta topó con su buen amigo y rival, el austríaco Alessandro Haemmerle, uno de los grandes favoritos, que venía de ganar la prueba de la Copa del Mundo previa que se había disputado en Chiesa in Valmalenco (Italia), de ser el mejor en la clasificatoria del martes y de dominar con mano de hierro todas las rondas previas antes de la final.
La mirada del éxito
Con los dos en el suelo, la mirada de
Lucas se encendió, las pupilas se le dilataron y a continuación se llevó las manos a la cabeza. Lo acababa de lograr, se había proclamado campeón del mundo. Un nuevo éxito para el donostiarra, que se suma a la doble plata de Sierra Nevada, al diploma (fue 4º) del pasado Campeonato del Mundo en Solitude (Utah, EE.UU.) y al Gran Globo de Cristal de la temporada 2014-1015, que premia al mejor rider a lo largo de todo un año, y que llegaba después de un inicio de temporada complicado, marcado por una lesión en el codo que se hizo en la primera prueba de la Copa del Mundo.
Pero si por alguna cualidad ha destacado Eguibar a lo largo de su vida y de su trayectoria deportiva es por saber encajar los golpes y reveses que ha recibido y por levantarse más fuerte que antes de la caída. La doble medalla de plata Sierra Nevada 2017 marcó un nivel elevado de exigencia y de expectativas que no pudo mantener los años siguientes. Pero ‘Luki’ no dejó de trabajar, de creer en él y en su equipo, y ayer obtenía el premio a tanto esfuerzo, justo un año antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, donde Eguibar buscará poner la guinda a una carrera deportiva brillante ●