La cuestión central
En el próximo mes de competición el Barça se juega la temporada con una brecha en la defensa. La mala planificación y la poca fortuna con las lesiones nos han dejado sin centrales, a la espera del retorno de Araujo.
El tema viene de lejos porque el eje defensivo central formado Piqué, Lenglet y Busquets lleva tiempo dando síntomas de desgaste. Caen las lesiones y pesan las piernas por la cantidad de partidos acumulados. De otra parte, el club ha ido vendiendo jugadores como Yerry Mina, Todibo, Semedo o Cucurella.
Probablemente, ninguno de ellos alcanzaba la categoría de un Migueli o Touré Yaya. Tan preocupados con el ADN hemos olvidado la obra de Rijkaard quien antes de auparse en Ronaldinho, supo blindar la defensa con tipos como Márquez o Thuram.
Como decía Joan Josep Pallàs en La Vanguardia, hay que dominar las áreas y hoy día, somos blandos en ataque y en defensa. Los rivales entran por el centro o se ceban tanto de una defensa adelantada que no cubre su espalda, como de unos laterales que no guardan la marca. Rijkaard cambió la dinámica de una temporada trayendo a Davids en el mercado de invierno. No sé si Eric Garcia hubiera hecho tanto, pero me temo que ante Mbappé tendremos que encomendarnos al milagro de Julio Alberto. Por si alguno no le recuerda, nos remontamos a 1986 cuando un Barça mermado por las lesiones se enfrentaba a la poderosa Juve de Platini o Laudrup. Lo teníamos todo perdido y pocos días antes de jugar Julio dijo: “Tranquilos, yo marcaré”. Y lo hizo, de un zapatazo lejano fuera del área, cuando el partido ya agonizaba. Luego en la vuelta, la oreja de Archibald culminó el milagro. A veces cuando todo parece perdido, hay que seguir creyendo. Esa es la cuestión central ●