OPORTUNIDAD A LA BASURA
El Barça no puede con el Cádiz y desaprovecha el tropiezo del líder, Atlético
Se adelantó de penalti (Messi), pero no cerró el partido y Lenglet cometió un penalti absurdo
Imperdonable tropiezo del Barça ante el Cádiz cuando podía ponerse en disposición de alcanzar al Atlético la próxima semana. Imperdonable penalti de Lenglet, que ya fue letal para las aspiraciones barcelonistas en la primera vuelta frente al Cádiz. E imperdonable la dejadez general del equipo en un segundo tiempo insulso con una actitud con la que no se puede aspirar a competir. En definitiva, ocasión de oro a la basura. El conjunto cadista, que venía de ser vapuleado (0-4) por el Athletic, es el último equipo que ha ganado al conjunto de Koeman en Laliga y redondeó la jugada arrancando un punto en el Camp Nou y dejando a los azulgranas muy tocados en la autoestima.
El Cádiz se atrincheró en su área y esperó sus ocasiones, estrategia que le salió bien ante un Barça muy espeso. Un penalti a Pedri permitió a Messi avanzar al Barça y, en los minutos finales, otro penalti, de Lenglet sobre Rubén Sobrino, muy inocente pero penalti, reestableció el empate. Pitando Martínez Munuera, no se pueden hacer bromas. Por el camino, una exhibición de impotencia azulgrana ante ese Cádiz bien plantado, disciplinado y trabajador. El Barça dominó el encuentro, pero ni supo cerrarlo ni pudo hacer que transcurriera como le interesaba; el Cádiz, todo lo contrario: tenía una oportunidad entre cien para sacar algo de provecho y jugó a buscarla.
Para empezar, el conjunto de Álvaro Cervera dejó solo arriba a Negredo, con Lenglet en esta primera fase muy atento para cortar de cuajo cualquier atisbo de jugada sin contemplaciones, y cedió el balón y el dominio al Barça, a la espera de que alguna contra llegase a inquietar a Ter Stegen. Ocurrió así, por ejemplo, en una rápida transición tras la primera falta lanzada por Messi, que rechazó el meta Ledesma y generó un contragolpe rápido.
El portero fue el último obstáculo en la doble trinchera que montó el Cádiz para frenar las avanzadillas del Barça. Infinidad de rechaces, de córners para los azulgranas, de chuts desde fuera... en realidad, poco peligro. Antes del gol del Barça, las acciones más peligrosas fueron un chut de Dembélé muy alto y otro de Messi que rechazó el portero, además de una acción defensiva de Fali ante Messi.
Ante un Cádiz que defendía con nueve, el Barça funcionaba cuando era eficiente en la utilización de las bandas, como en una internada de Dest tras combinar con Dembélé y centro final que dejó pasar De Jong para un remate de Messi a las manos del meta. O, por el otro lado, en una internada de Alba que desembocó en mano de Salvi Sánchez que el señor colegiado ni siquiera fue a mirar en el VAR.
Pedri derriba el muro
Sí pitó penalti, sin dudar, sobre Pedri, el más listo, que había controlado un balón recuperado por Alba en el área. Iza llegó tarde y lo derribó. Messi marcó con un chut suave, a la derecha del portero, que había empezado a lanzarse hacia el otro lado, engañado por Leo.
Cuando el Barça había hecho lo más difícil, casi empató el Cádiz en la jugada siguiente, en un desbarajuste defensivo azulgrana, con ac- ción desde la derecha de Salvi Sánchez que Sobrino, solo en el área pequeña, no encontró la forma de rematar bien. El balón salió fuera con Ter Stegen impotente. Habría sido inconcebible que los azulgranas se dejasen empatar inmediatamente. No fue así y, antes del descanso, aún hubo dos goles anulados al Barça, a De Jong y Pedri, los dos por fuera de juego: por recibir en posición incorrecta en el caso del holandés y por ‘off side’ de Dest, que había efectuado una muy buena internada. Tras un primer centro, el balón volvió a él, en posición incorrecta, impulsado por Griezmann, y centró otra vez hacia Pedri, que marcó. Aunque no entró, la acción de Sobrino ya dejó entrever lo que podía suceder. Fue algo profético: el propio Sobrino iba a ser protagonista una hora más tarde.
Entre pitos y flautas, el Barça no había sentenciado y el Cádiz, en la segunda parte, intuyó que podía matener su hoja de ruta sin ceder espacios a su rival, cada vez menos dinámico y más plano. El conjunto de Koeman bajó mucho el ritmo de circulación. Aunque siguieron las llegadas, los chuts repelidos por Ledesma y alguna oportunidad clara, como otro petardeo de Dembélé con final incierto o un chut de Griezmann a pase de Messi tras acción de Busquets, el conjunto andaluz alcanzó el tramo final con opciones.
Y ahí surgió el mal momento de Lenglet, que había vigilado eficazmente a Negredo hasta que el delantero fue sustituido, y que cometió un penalti absurdo sobre Sobrino. ¿Riguroso?, tal vez. Pero penalti. Llegó tarde y pateó a Sobrino en lugar del balón, cuando el peligro de la acción cadista era muy relativo. Álex no falló y el Barça tiró a la basura una oportunidad de oro para recuperar opciones en la lucha por Laliga. De poder mirar hacia el Atlético, a estar pendiente del retrovisor, a ver quién viene por detrás del Sevilla ●