Mundo Deportivo

Lunes de nervios y de arenga

Messi fue homenajead­o por su récord con el Barça y alentó a los suyos en el descanso

- Ángel Pérez

Barcelona

→ Mientras en todos los hogares se celebraba ayer el lunes de Pascua, en el Camp Nou fue más bien un lunes de nervios. Los que pasó el FC Barcelona durante todo el partido contra el Valladolid en el feudo azulgrana. Antes de que rodase el balón, los compañeros, su esposa y sus tres hijos (Thiago, Mateo y Ciro) homenajear­on a Leo Messi por ser el futbolista que más partidos (ya 769) ha vestido la zamarra del Barça en toda la historia. Camiseta conmemorat­iva enmarcada, foto de familia y con la familia, y al lío, que tocaba ganarse en el campo el derecho a depender de sí mismos para llevarse la Liga. Al más pequeño de los Messi, Ciro, le costó separarse de su padre en la banda, pero Leo le acompañó a unirse a su madre, Antonela, y sus hermanos para seguir el duelo en el palco. Los mayores, Thiago y Mateo, no perdieron detalle y comentaban juntos cada jugada. En el césped, en una semana con un ‘9’ como Haaland en boca de todos, el apellido de un antiguo delantero del Barça protagoniz­ó el primer susto azulgrana. Kenan Kodro la mandó al larguero y despertó de golpe a los futbolista­s azulgrana, a los del campo y a los del banco, que estaban fríos como la noche barcelones­a. El Camp Nou, huérfano del calor de la grada, escuchaba las constantes correccion­es de Ter Stegen desde abajo.

Vuelta al 4-3-3 tras el intervalo

Sobre el escenario planeaba aquello de ‘depender de sí mismo’ que se había ganado el equipo de Koeman por méritos propios tras una gran racha y los pinchazos rojiblanco­s. Los segundos 45 minutos arrancaron con una vuelta al 4-3-3 y la arenga de Messi. “Movámosla de un lado al otro, que reciban ancho al espacio. Vamos a meterle más ritmo o se nos va a complicar. Una marcha más. Solo un gol, solo un gol”, les dijo el capitán a los compañeros en el túnel antes de saltar al verde. Messi tenía el gol en la cabeza, como siempre, pero esta vez tampoco debía olvidar que una amarilla le apartaba del Clásico. “Tiene unas ganas de sacarme una tarjeta... buff, increíble”, le dijo Leo al delegado Carles Naval en alusión al árbitro Jaime Latre.

Corría el crono y no llegaba el gol que pedía Messi. A medida que se aproximaba el final, los nervios se

“Movámosla de un lado al otro. Una marcha más. Solo un gol, solo un gol”, pidió

“Tiene unas ganas de sacarme una tarjeta... buff, increíble”, dijo sobre el árbitro

convirtier­on en ansiedad y el orden en intentos a la desesperad­a, especialme­nte en los últimos diez minutos, cuando el rival jugaba ya con diez. Y cuando el pulsómetro de todos los culés iba a estallar, apareció el fusil de Dembélé para apaciguar las aguas y confirmar que sí, que el Barça depende de sí mismo para ganar la Liga, aunque los corazones culés igual no están preparados para otro lunes de nervios como este. Por cierto, Latre se fue con las ganas a las que se refería Messi y Leo estará en el Clásico este sábado ●

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Messi recibió el calor de sus compañeros y de su familia antes del choque
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FOTOS: M.MONTILLA / FCB
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