Amor propio, dónde te quedaste

Tal y como se vaticinaba, el Atleti ya no es el único equipo de La Liga que depende de si mismo para ser campeón. Los rojiblancos se han empeñado en dejar escapar la ventaja que traían tan merecida y trabajada, hasta el punto de que a pesar de la posición de líder que todavía ocupan en la tabla actualmente, la tendencia no invita en absoluto al optimismo. Los de Simeone volvieron tras el parón de selecciones de la misma manera en la que se fueron, sin fe ni confianza para demostrar que aún pueden ser el mejor equipo del campeonato. En el Sánchez Pizjuán no se vio en ningún momento un equipo que estuviera peleando por el título, y si un extraterrestre tuviera que adivinarlo, hubiese apostado por el equipo local. Los sospechosos habituales encabezados por Gil Manzano se lo ponen fácil al entorno para echar la culpa al empedrado, pero cuando la imagen es tan pobre, que los colegiados sean tan calamitosos no es excusa suficiente. Tanto el árbitro como el Sevilla consiguieron su objetivo, pero el del equipo rojiblanco sigue en el aire. Puede contentarse con ser tercero como de costumbre, o podrían alinearse los planetas y llegar a un nivel de exigencia donde la interpretación lleve a valorar que de no ganar esta liga el fracaso seria demasiado rotundo como para pretender renovar al alza ●