El Clásico del contraste
La rivalidad entre Barça y Real Madrid trasciende a lo deportivo. Son polos opuestos. El signo identitario del Barça es su fidelidad a un estilo de juego para llegar a la victoria. El ADN del Madrid es ganarlo todo sin ponderar el cómo. El modelo de club azulgrana es fichar a los mejores del mundo para completar la base del equipo compuesto por la cantera, cuyo cénit fue el podio del Balón de Oro del 2010, con Messi, Iniesta y Xavi. Antes del Clásico de anoche, en la presente temporada, La Masia contribuye al primer equipo con 5 titulares, 34 goles, 20 asistencias y 10.037 minutos jugados. En cambio, el Real Madrid presume de juntar a una selección mundial y la Fábrica solo aporta 2 titulares, 3 goles, 9 asistencias y 4.701 minutos disputados.
El Barça es un club polideportivo que apostó por el fútbol femenino para ampliar su vocación y promover la igualdad. El Madrid acaba de llegar cuando ha visto que es un espectáculo en auge. El azulgrana es un club exageradamente democrático. Los socios del club ponen y sacan presidentes en elecciones y mociones de censura. En el
Madrid, en cambio, se vanaglorian de mantener a un dirigente que representa el poder económico y empresarial.
El Barça alardea de implicarse en las reivindicaciones políticas y sociales de Catalunya y ser el contrapoder a la capital estatal. El Madrid, aunque disimula sus derivadas políticas, representa a la derecha, al nacionalismo español y el poder del centralismo.
El Barça sufre la presión de dos gobiernos. Uno vigila que no cobije al independentismo y el otro exige mayor implicación. El Madrid, ha sido, históricamente, el equipo de la única nación ●